Por Daniel Campos
Los escándalos de corrupción sacuden al mundo. Los casos de
gobernantes deshonestos y de sobornos millonarios inundan las portadas de los
periódicos. ¿Hay una solución real o será siempre así?
El pasado 21 de abril una multitud recorrió las calles de
Buenos Aires en protesta por la corrupción. La divulgación de las fotocopias de
los cuadernos de un chofer, que involucran casos de sobornos y aportes
“ilegales” a campañas políticas, involucra a las principales empresas de la
construcción y a exfuncionarios del gobierno anterior de Argentina. En su
momento el propio presidente de ese país, Mauricio Macri, que ganó las
elecciones levantando las banderas de la transparencia y la honestidad, ya
acumula más de 214 causas en la justicia.
En México, periódicas manifestaciones en la avenida Reforma
claman sin cesar por un poco de justicia. El fiscal de Colombia, Luis Gustavo
Moreno, que encabezaba la lucha en contra de las prácticas corruptas en la
Fiscalía General de la Nación, fue él mismo destituido por acusaciones de
corrupción y condenado a cuatro años de cárcel.
El expresidente de Guatemala Otto Pérez Molina fue juzgado
por corrupción, y enfrentó cargos por los delitos de asociación ilícita,
enriquecimiento ilícito y defraudación aduanera. En Perú, el expresidente Pedro
Pablo Kuczynski (PPK) debió renunciar apenas unos meses después de ser electo
entre acusaciones de corrupción y sobornos.
La Operación Lava Jato (traducido como Operación
lavado a presión), una investigación de corrupción llevada a cabo por la
Policía Federal de Brasil, derivó en más de una centena de citaciones, teniendo
como objetivo investigar un esquema de lavado de dinero sospechoso por mover
más de 2.640 millones de dólares. En un polémico juicio, el mismo expresidente
Lula da Silva fue encarcelado.
Corrupción mundial
Los casos conocidos de corrupción están lejos de ser
únicamente latinoamericanos. El Congreso español decidió, hace pocos meses,
remover a su presidente Mariano Rajoy tras un fallo de la justicia que probó la
existencia de “una estructura financiera y contable paralela" en su
partido. Hasta el señor Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos,
reúne acusaciones de corrupción.
La ONG Transparencia Internacional (TI), que suele
señalar la falta de esfuerzos en el mundo para combatir la corrupción, publicó
recientemente su Índice Anual de Percepción de la Corrupción. Ésta ubica
como países menos corruptos a Nueva Zelanda y Dinamarca. Venezuela es la nación
latinoamericana peor situada, está en el puesto 169, al mismo nivel que Irak,
mientras que Uruguay obtiene la mejor puntuación de Latinoamérica, en el número
23 del índice mundial. En el informe de TI, en el que las variaciones
interanuales son normalmente pequeñas, se destacan la subida de tres puntos
para Argentina y dos puntos para Perú y Haití, así como las caídas de tres
unidades para Brasil y El Salvador.
Cuando la corrupción sobreabunda
El Caso Odebrecht es una investigación del
Departamento de Justicia de los Estados Unidos publicada el 21 de diciembre de
2016 sobre la constructora brasileña Odebrecht, en la que se detalla que
la misma habría realizado coimas de dinero y sobornos a funcionarios del
gobierno de 12 países: Angola, Argentina, Colombia, Ecuador, Estados Unidos,
Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela,
durante los últimos 20 años. Así la compañía obtenía beneficios en
contrataciones públicas.
Los Panamá Papers (en español papeles de
Panamá) es la expresión dada por los medios de comunicación a una filtración
informativa de documentos confidenciales de la firma de abogados panameña Mossack
Fonseca, que reveló el ocultamiento de propiedades de empresas, activos,
ganancias y evasión tributaria de jefes de estado y de gobierno, líderes de la
política mundial, personas políticamente expuestas y personalidades de las finanzas,
negocios, deportes y el arte. El escándalo afecta a 140 altos dirigentes
políticos y personalidades públicas de 50 países diferentes, que participan o
han participado en sociedades offshore en 21 paraísos fiscales distintos.
Entre aquellos cuyas transacciones se han hecho públicas se
encuentran 12 jefes y ex jefes de estado, tales como el expresidente de
Argentina Mauricio Macri, el primer ministro de Islandia Sigmundur Davíð
Gunnlaugsson, el presidente de Ucrania Petró Poroshenko y la familia del primer
ministro pakistaní Nadas Sharif, entre otros.
Causa y solución de la corrupción mundial
No podemos negarlo. El ser humano ha sido incapaz de
gobernarse en forma honesta y justa a sí mismo. La
mentira, que es un componente que nunca falta cuando se trama un acto de
corrupción, ha permeado nuestras sociedades a un punto tal, que muchos la
consideran como un medio legítimo para alcanzar sus objetivos. El político en
campaña miente diciendo lo que el pueblo quiere escuchar, aunque
íntimamente piense otra cosa. El pueblo sabe que miente, pero al
mismo tiempo razona que no está tan mal ya que todos lo hacen. Es la mentira
legitimada, la falta de integridad tanto personal como institucional, el
fundamento que sostiene la corrupción.
Quien participa con estas letras cree que la Biblia es
el Manual de instrucciones que Dios le dejó a la humanidad. En Deuteronomio
16:19-20 leemos: “No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni
tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las
palabras de los justos. La justicia, la justicia seguirás”.
Si el carácter de los actuales gobernantes fuese firme y no
estuviese inclinado continuamente al mal, estas palabras serían parte de su
conducta cotidiana. Las instrucciones de las Sagradas Escrituras continúan: “No
hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro… No oprimirás a tu
prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta
la mañana… No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni
complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo” (Levítico 19:11,
13, 15). Negar estos principios bíblicos que se aplican tanto nacional como
individualmente, conlleva la pérdida de integridad necesaria para que las
personas vivan en una sociedad sana y que repudia la corrupción o cualquiera
otra clase de injusticia, el maltrato al prójimo o a la naturaleza.
El carácter de los futuros gobernantes
¡Pero hay buenas noticias por delante! A pesar de que las
cosas no mejorarán a corto plazo, la profecía bíblica nos indica que
un nuevo mundo se aproxima: el maravilloso mundo de mañana. El Dios
todopoderoso no es indiferente a la opresión con que los gobernantes, ricos y
poderosos han sometido a la humanidad.
Este mundo secuestrado por Satanás está a punto de
cambiar drásticamente. Cuando Jesucristo regrese a la Tierra establecerá
un gobierno mundial perfecto con abundancia, justicia y paz. Como “Rey de reyes y
Señor de señores” será acompañado por otros que gobernarán con Él. Será el
gobierno de los incorruptibles. Por este motivo, a futuro, vivir en ese
mundo será una de las experiencias más maravillosas que el hombre pudiera experimentar.
Todo el sistema gubernamental, económico, comercial, educativo y social será
transformado, adecuado a los principios de la justa y santa ley de Dios. Usted
puede ser parte de ese mundo venidero.
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