La Biblia dedica cientos de versículos al tema de la sabiduría. Para ser verdaderamente exitosos y felices —ahora y para siempre— debemos cultivar la sabiduría.
La Biblia hace énfasis en que una de las mayores cualidades que podemos tener es la sabiduría. Los libros de Proverbios y Eclesiastés están repletos de consejos eternos, especialmente acerca de la importancia de la sabiduría: “La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento” (Proverbios 4:7, Nueva Versión Internacional).
El rey Salomón, con todas sus magníficas riquezas y posesiones, comprendió el valor de la sabiduría: “Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara” (Proverbios 8:11). También dijo: “Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata” (Proverbios 16:16). ¡Sería difícil convencer a los muchos que acogen los caminos materialistas de nuestra sociedad que deben creerle al rey Salomón!
Ya que la sabiduría nos ayuda a entender la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal ante los ojos de Dios, adquirir y poner en practica la sabiduría nos llevará a la felicidad y a la longevidad de la vida (Proverbios 3:13-16). Es una cualidad espiritual muy importante que Dios quiere ver en nosotros.
El conocimiento por sí solo no es suficiente
El escritor Haddon W. Robinson en su prólogo al libro de Robert L. Alden Proverbios: Un comentario acerca de un libro antiguo de consejos eternos dice: “Los hombres y mujeres educados para ganarse la vida a menudo no saben nada acerca de cómo manejar la vida misma. Antiguos alumnos de importantes universidades han dominado la información acerca de una parte muy limitada de la vida, pero no han podido salir del primer grado cuando se trata de vivir de una manera exitosa con la familia y los amigos. Enfrentémoslo. El conocimiento no es suficiente para resolver los problemas de la vida. Necesitamos sabiduría, la capacidad de manejar la vida con habilidad” (p. 7).
Tenga en cuenta también estas palabras de sabiduría:
“La sabiduría nunca les llega a aquellos que creen que ya no tienen nada más que aprender” (Charles de Lint).
“La desventaja de volverse sabio es que te das cuenta de lo tonto que has sido” (Evan Esar).
“La filosofía de uno no se expresa en palabras; se expresa en las elecciones que hacemos... y las elecciones que hacemos son, en última instancia, nuestra responsabilidad” (Eleanor Roosevelt).
La sabiduría nos ayuda a tomar decisiones sabias (Proverbios 4:11-12). El resultado efectivo de elecciones y decisiones responsables y sensatas está determinado en gran manera por la sabiduría.
¿Qué es la sabiduría?
Brevemente, la sabiduría tiene tres componentes básicos: conocimiento, entendimiento y aplicación:
1. Buscar y adquirir conocimiento basado en la Biblia. Proverbios 1:7 dice: “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno”, mientras que el Salmo 111:10 dice que “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno;” (énfasis añadido en todo). El temor apropiado y el respeto genuino por Dios es un elemento de vital importancia de la sabiduría.
2. Adquirir el mayor entendimiento posible del conocimiento bíblico. Debemos estar dispuestos a reconocer nuestras debilidades y faltas aceptando la corrección por la Palabra de Dios. Es por medio del estudio de las escrituras que podemos obtener mayor entendimiento y sabiduría (2 Timoteo 3:15-17).
3. Aplicar ese entendimiento en nuestra vida diaria: buscar agradar a Dios por encima de todas las cosas con la forma en que pensamos y actuamos. Mientras nos esforzamos por buscar y agradar a Dios, debe haber una voluntad de “volveos a mi reprensión [de la sabiduría]”. Si respondemos a la corrección y a la amonestación, esta promesa sigue: “He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras” (Proverbios 1:23).
Versículos que explican la sabiduría
Estos versículos describen la importancia de la sabiduría:
Eclesiastés 7:12: “Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; más la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores”.
Eclesiastés 7:19: “La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad”.
Eclesiastés 9:18: “Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien”.
Eclesiastés 8:1: “La sabiduría del hombre hace que resplandezca su rostro y se ablanden sus facciones” (NVI).
Proverbios 3:13, 17-18: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría... Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen”.
Proverbios 4:7: “Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”.
Por otro lado, Isaías profetiza a los líderes insensatos que surgen a lo largo del tiempo. ¿Cómo los describen? Isaías 30:1 dice: “! Ay de los hijos que se apartan, dice el Eterno, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, ¡añadiendo pecado a pecado!”.
Los resultados de su rebelión tendrán consecuencias nefastas para el pueblo que dirigen: “por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos” (Isaías 29:14).
Palabras de sabiduría y advertencia
El escritor David Kupelian habla en su libro El marketing de la maldad: “Desde los años sesenta, Estados Unidos —desde su gobierno hasta sus escuelas e incluso sus iglesias— se ha alejado constantemente de los valores judeocristianos que anteriormente iluminaban y daban vida y fuerza a las instituciones de la nación. Esto equivale a apagar las luces del país. Y cuando se apagan las luces, todo se ve igual en la oscuridad —eso es el multiculturalismo.
“Además, sin ser guiados por estándares universales de lo correcto y lo incorrecto, los estadounidenses no han tenido nada más confiable que sus propios sentimientos para guiarlos en el reino moral. Y como bien lo sabe el marketing moderno, cuando las personas operan principalmente con base en sentimientos y emociones, están expuestas a cualquier tipo de manipulación imaginable” (p. 99).
“Cuanto más nos alejamos de la roca de los principios espirituales inmutables, más fácil es dejarse enganchar por hábiles apelaciones a nuestros sentimientos, incluida la necesidad de demostrarle a los demás que somos tolerantes. Esto significa cada vez más tolerancia a la corrupción o, en algunos casos, a la maldad absoluta” (p. 102).
¿Han reemplazado los Estados Unidos y otras sociedades occidentales las leyes de Dios —su sabiduría— con ideas propias y creencias concebidas por el ser humano?
¿Han reemplazado los Estados Unidos y otras sociedades occidentales las leyes de Dios —su sabiduría— con ideas propias y creencias concebidas por el ser humano? Isaías advirtió: “¡Ah! Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, ¡hijos depravados! Dejaron al Eterno, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (Isaías 1:4).
Estas citas hacen eco a las enseñanzas del rey Salomón: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme al Eterno, y apártate del mal;” (Proverbios 3:5-7).
No podemos escapar de las consecuencias de nuestras acciones, y a menos que ocurra un cambio de nuestro corazón, vamos a quedar en el lado opuesto de la misericordia y compasión de Dios.
Crecer en sabiduría
La mayoría de nosotros sentimos que nos falta sabiduría. Queremos desarrollar más el entendimiento basado en la Biblia que nos ayuda a evitar los caminos de la maldad y nos anima a vivir una vida de integridad y rectitud.
¿Cómo podemos crecer en sabiduría? La Biblia provee una guía sólida y sensata:
El apóstol Santiago da este consejo: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). La palabra pedir se traduce de aiteo en griego, y significa hablar con un deseo interior, anhelar. Nuestro Padre Celestial ama y disfruta dar con generosidad —y la sabiduría es una de esas características esenciales que Él da.
Pero nosotros también debemos poner de nuestra parte. A medida que continuamos estudiando las Escrituras, necesitamos buscar las áreas en nuestra vida en las que no estamos a la altura del estándar que Dios establece.
¿Por qué no leer el libro de Proverbios, especialmente los capítulos 1-4? Robert L. Alden en su comentario acerca de Proverbios dice: “Podríamos decir que el libro de Proverbios es para cualquiera que sea lo suficientemente sabio como para escuchar. Obviamente la gente sabia va a escuchar la instrucción mientras que los tontos no lo harán” (p. 11). Él continúa: “La mayoría de los proverbios son domésticos, tratan acerca de las decisiones que la gente toma cada día... hablan de relaciones familiares, ética empresarial, decisiones morales y motivación interior” (p. 15).
A medida que vamos descubriendo nuestros defectos, debemos seguir el ejemplo del Rey David en el Salmo 51. David no se justificó a sí mismo, sino que reconoció que era culpable de pecado (v. 4). Él entendió el principio que se menciona en el versículo 6: “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. ¡La verdad genuina e interior es un sello distintivo de la sabiduría!
Las eternas recompensas de la sabiduría
En el capítulo 12 del libro de Daniel se nos da un vistazo al futuro de aquellos que se “hallen escritos en el libro” conmemorando el momento en el que “muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna,”. Esto se refiere a la resurrección de los santos.
Veamos que, “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad” (Daniel 12:1-3).
Esto describe un tiempo en el cual los santos que han actuado sabiamente en su vida estarán ante la presencia de Jesucristo a su regreso. Esforcémonos cada día por desarrollar esa sabiduría según Dios, para que podamos brillar de la manera que Dios quiere que lo hagamos —por siempre y para siempre.
“Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo” (Proverbios 1:5).
La Biblia hace énfasis en que una de las mayores cualidades que podemos tener es la sabiduría. Los libros de Proverbios y Eclesiastés están repletos de consejos eternos, especialmente acerca de la importancia de la sabiduría: “La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento” (Proverbios 4:7, Nueva Versión Internacional).
El rey Salomón, con todas sus magníficas riquezas y posesiones, comprendió el valor de la sabiduría: “Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara” (Proverbios 8:11). También dijo: “Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata” (Proverbios 16:16). ¡Sería difícil convencer a los muchos que acogen los caminos materialistas de nuestra sociedad que deben creerle al rey Salomón!
Ya que la sabiduría nos ayuda a entender la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal ante los ojos de Dios, adquirir y poner en practica la sabiduría nos llevará a la felicidad y a la longevidad de la vida (Proverbios 3:13-16). Es una cualidad espiritual muy importante que Dios quiere ver en nosotros.
El conocimiento por sí solo no es suficiente
El escritor Haddon W. Robinson en su prólogo al libro de Robert L. Alden Proverbios: Un comentario acerca de un libro antiguo de consejos eternos dice: “Los hombres y mujeres educados para ganarse la vida a menudo no saben nada acerca de cómo manejar la vida misma. Antiguos alumnos de importantes universidades han dominado la información acerca de una parte muy limitada de la vida, pero no han podido salir del primer grado cuando se trata de vivir de una manera exitosa con la familia y los amigos. Enfrentémoslo. El conocimiento no es suficiente para resolver los problemas de la vida. Necesitamos sabiduría, la capacidad de manejar la vida con habilidad” (p. 7).
Tenga en cuenta también estas palabras de sabiduría:
“La sabiduría nunca les llega a aquellos que creen que ya no tienen nada más que aprender” (Charles de Lint).
“La desventaja de volverse sabio es que te das cuenta de lo tonto que has sido” (Evan Esar).
“La filosofía de uno no se expresa en palabras; se expresa en las elecciones que hacemos... y las elecciones que hacemos son, en última instancia, nuestra responsabilidad” (Eleanor Roosevelt).
La sabiduría nos ayuda a tomar decisiones sabias (Proverbios 4:11-12). El resultado efectivo de elecciones y decisiones responsables y sensatas está determinado en gran manera por la sabiduría.
¿Qué es la sabiduría?
Brevemente, la sabiduría tiene tres componentes básicos: conocimiento, entendimiento y aplicación:
1. Buscar y adquirir conocimiento basado en la Biblia. Proverbios 1:7 dice: “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno”, mientras que el Salmo 111:10 dice que “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno;” (énfasis añadido en todo). El temor apropiado y el respeto genuino por Dios es un elemento de vital importancia de la sabiduría.
2. Adquirir el mayor entendimiento posible del conocimiento bíblico. Debemos estar dispuestos a reconocer nuestras debilidades y faltas aceptando la corrección por la Palabra de Dios. Es por medio del estudio de las escrituras que podemos obtener mayor entendimiento y sabiduría (2 Timoteo 3:15-17).
3. Aplicar ese entendimiento en nuestra vida diaria: buscar agradar a Dios por encima de todas las cosas con la forma en que pensamos y actuamos. Mientras nos esforzamos por buscar y agradar a Dios, debe haber una voluntad de “volveos a mi reprensión [de la sabiduría]”. Si respondemos a la corrección y a la amonestación, esta promesa sigue: “He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras” (Proverbios 1:23).
Versículos que explican la sabiduría
Estos versículos describen la importancia de la sabiduría:
Eclesiastés 7:12: “Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; más la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores”.
Eclesiastés 7:19: “La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad”.
Eclesiastés 9:18: “Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien”.
Eclesiastés 8:1: “La sabiduría del hombre hace que resplandezca su rostro y se ablanden sus facciones” (NVI).
Proverbios 3:13, 17-18: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría... Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen”.
Proverbios 4:7: “Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”.
Por otro lado, Isaías profetiza a los líderes insensatos que surgen a lo largo del tiempo. ¿Cómo los describen? Isaías 30:1 dice: “! Ay de los hijos que se apartan, dice el Eterno, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, ¡añadiendo pecado a pecado!”.
Los resultados de su rebelión tendrán consecuencias nefastas para el pueblo que dirigen: “por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos” (Isaías 29:14).
Palabras de sabiduría y advertencia
El escritor David Kupelian habla en su libro El marketing de la maldad: “Desde los años sesenta, Estados Unidos —desde su gobierno hasta sus escuelas e incluso sus iglesias— se ha alejado constantemente de los valores judeocristianos que anteriormente iluminaban y daban vida y fuerza a las instituciones de la nación. Esto equivale a apagar las luces del país. Y cuando se apagan las luces, todo se ve igual en la oscuridad —eso es el multiculturalismo.
“Además, sin ser guiados por estándares universales de lo correcto y lo incorrecto, los estadounidenses no han tenido nada más confiable que sus propios sentimientos para guiarlos en el reino moral. Y como bien lo sabe el marketing moderno, cuando las personas operan principalmente con base en sentimientos y emociones, están expuestas a cualquier tipo de manipulación imaginable” (p. 99).
“Cuanto más nos alejamos de la roca de los principios espirituales inmutables, más fácil es dejarse enganchar por hábiles apelaciones a nuestros sentimientos, incluida la necesidad de demostrarle a los demás que somos tolerantes. Esto significa cada vez más tolerancia a la corrupción o, en algunos casos, a la maldad absoluta” (p. 102).
¿Han reemplazado los Estados Unidos y otras sociedades occidentales las leyes de Dios —su sabiduría— con ideas propias y creencias concebidas por el ser humano?
¿Han reemplazado los Estados Unidos y otras sociedades occidentales las leyes de Dios —su sabiduría— con ideas propias y creencias concebidas por el ser humano? Isaías advirtió: “¡Ah! Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, ¡hijos depravados! Dejaron al Eterno, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (Isaías 1:4).
Estas citas hacen eco a las enseñanzas del rey Salomón: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme al Eterno, y apártate del mal;” (Proverbios 3:5-7).
No podemos escapar de las consecuencias de nuestras acciones, y a menos que ocurra un cambio de nuestro corazón, vamos a quedar en el lado opuesto de la misericordia y compasión de Dios.
Crecer en sabiduría
La mayoría de nosotros sentimos que nos falta sabiduría. Queremos desarrollar más el entendimiento basado en la Biblia que nos ayuda a evitar los caminos de la maldad y nos anima a vivir una vida de integridad y rectitud.
¿Cómo podemos crecer en sabiduría? La Biblia provee una guía sólida y sensata:
El apóstol Santiago da este consejo: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). La palabra pedir se traduce de aiteo en griego, y significa hablar con un deseo interior, anhelar. Nuestro Padre Celestial ama y disfruta dar con generosidad —y la sabiduría es una de esas características esenciales que Él da.
Pero nosotros también debemos poner de nuestra parte. A medida que continuamos estudiando las Escrituras, necesitamos buscar las áreas en nuestra vida en las que no estamos a la altura del estándar que Dios establece.
¿Por qué no leer el libro de Proverbios, especialmente los capítulos 1-4? Robert L. Alden en su comentario acerca de Proverbios dice: “Podríamos decir que el libro de Proverbios es para cualquiera que sea lo suficientemente sabio como para escuchar. Obviamente la gente sabia va a escuchar la instrucción mientras que los tontos no lo harán” (p. 11). Él continúa: “La mayoría de los proverbios son domésticos, tratan acerca de las decisiones que la gente toma cada día... hablan de relaciones familiares, ética empresarial, decisiones morales y motivación interior” (p. 15).
A medida que vamos descubriendo nuestros defectos, debemos seguir el ejemplo del Rey David en el Salmo 51. David no se justificó a sí mismo, sino que reconoció que era culpable de pecado (v. 4). Él entendió el principio que se menciona en el versículo 6: “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. ¡La verdad genuina e interior es un sello distintivo de la sabiduría!
Las eternas recompensas de la sabiduría
En el capítulo 12 del libro de Daniel se nos da un vistazo al futuro de aquellos que se “hallen escritos en el libro” conmemorando el momento en el que “muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna,”. Esto se refiere a la resurrección de los santos.
Veamos que, “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad” (Daniel 12:1-3).
Esto describe un tiempo en el cual los santos que han actuado sabiamente en su vida estarán ante la presencia de Jesucristo a su regreso. Esforcémonos cada día por desarrollar esa sabiduría según Dios, para que podamos brillar de la manera que Dios quiere que lo hagamos —por siempre y para siempre.
“Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo” (Proverbios 1:5).
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