jueves, 11 de junio de 2020

¿Su amor se enfriará?




La profecía del Monte de los Olivos contiene una grave advertencia acerca del enfriamiento del corazón que se iba a propagar. Pero Jesús también nos anima para ayudarnos a contrarrestar esa letal amenaza espiritual.

La escalofriante advertencia de Jesús todavía retumba en el mundo vil y violento de hoy: “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12).

Sus discípulos le preguntaron: “¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (v. 3). Él les había dicho que vendrían tiempos de destrucción pero ellos querían saber cuándo vendrían y cuándo se acabarían.

¿Cuándo asumirá Jesús el papel de rey del utópico Reino de Dios?

La profecía del Monte de los Olivos

Jesús les contestó sus preguntas con una serie de profecías y parábolas que a menudo se conocen como la profecía del Monte de los Olivos porque fueron dadas en el Monte de los Olivos con vista a la ciudad principal de Jerusalén.

El apóstol Juan escribió la profecía de los cuatro jinetes del Apocalipsis basado en las condiciones que Jesús predijo (compare Mateo 24:5-7 con Apocalipsis 6:2-8). Esto incluye engaño religioso, guerras, hambrunas y epidemias.

Tan horribles como estas cosas puedan ser, “todo esto será principio de dolores” —literalmente, dolores de parto (Mateo 24:8). El mundo va a sufrir dolores de parto terribles antes del nacimiento de un nuevo y pacifico mundo regido por Jesucristo.

Dentro de este contexto, Jesús puso al descubierto las terribles pruebas y persecuciones que cristianos inocentes sufrirán —por parte de falsos líderes religiosos y de las manos de los traidores que habrá entre ellos (vv. 9-11).

¿Por qué empeorará el mundo? ¿Por qué incluso habrá cristianos que se enfriarán de corazón y traicionarán a los demás? La Biblia enseña una relación de causa y efecto entre quebrantar las leyes de Dios y recibir los resultados destructivos y dolorosos.

Los resultados de la rebeldía

¡La rebeldía generalizada de los tiempos del fin tendrá una peligrosa influencia incluso entre los seguidores de Cristo! ¿Cómo podrá minar la rebeldía el amor cristiano?

Estar rodeado de maldad, odio e injusticia puede ofender, desanimar y desilusionar a un cristiano. También puede empezar a distorsionar nuestra perspectiva de lo normal y anormal, correcto e incorrecto.

Las tentaciones atractivas pueden cegarnos con respecto a las consecuencias del pecado.

La rebeldía es motivada por el egoísmo —y el egoísmo es la antítesis del amor. (Compare los 19 elementos destructivos del pensamiento egoísta del tiempo del fin en 2 Timoteo 3:1-5 con el polo opuesto de las características del amor según Dios en 1 Corintios 13).

Quebrantar las leyes de Dios causa dolor y destruye las relaciones.

El pecado es una trampa —muy fácilmente se convierte en un hábito y nuestros sentimientos de culpa pueden crear brechas entre Dios y nosotros, así como llevarnos a estar a la defensiva y ser difíciles en la convivencia. En lugar de arrepentirnos, podemos ser tentados a sacar todo el dolor de nuestra culpa en contra de nuestros seres más cercanos.

Estos y otros resultados negativos por ignorar las leyes de Dios pueden disipar el amor y el compromiso de un cristiano. Pueden hacer que nuestro amor se enfríe.

Evitar la frialdad

La profecía del Monte de los Olivos de Jesús da algo más unas simples advertencias. Enseña y exhorta a sus seguidores a que eviten perder el amor fervoroso y el compromiso que deben caracterizar a un verdadero cristiano (Juan 13:35; Apocalipsis 3:19).

Inmediatamente después de la advertencia del enfriamiento, Jesús da dos antídotos:

Perseverar: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:13)

La misión de compartir sus buenas noticias: “Y será predicado este evangelio (buenas noticias) del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (v. 14).

El resto de Mateo 24 y 25 contiene otras claves para mantener el amor según Dios y el entusiasmo en estos tiempos de oscuridad espiritual justo antes del comienzo del maravilloso Reino de Dios.

A través de la profecía, Jesús dio unas señales proféticas para que evitáramos el engaño religioso que destruye el fervor y el amor.

Él nos asegura que al final regresará —sus promesas son seguras (Mateo 24:30, 34-35). Pero no podemos saber el día y la hora para marcar nuestro calendario. En lugar de eso, debemos permanecer alerta y preparados —sin ceder ante la tentación diciendo: “Mi señor tarda en venir” (vv. 44, 48).

Jesús nos exhorta para que seamos siervos “fieles y prudentes”, cuidando de la casa, “dándoles el alimento a tiempo” (v. 45). “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así” (v. 46).

Ser sabios y fieles y estar motivados por las necesidades de los demás, son algo clave para evitar que nuestros corazones se enfríen. Jesús profundizó en estos aspectos en el siguiente capítulo.

Tres parábolas

Mateo 25 tiene tres parábolas que establecen un contraste entre la manera correcta e incorrecta de mantener vivo su amor cristiano.

La parábola de las 10 vírgenes muestra la importancia de la sabiduría y la preparación espiritual. Las cinco vírgenes sabias no sólo tenían aceite en sus lámparas, también llevaban consigo una porción extra. El aceite se utiliza con frecuencia para representar el Espíritu Santo de Dios, el cual es dado por Él a todos aquellos que se arrepienten y se bautizan (Hechos 2:38).

Entonces podemos utilizar esta parábola como ejemplo para no apagar ni descuidar el Espíritu (1 Tesalonicenses 5:19) y permanecer en comunicación con Dios por medio de la oración, el estudio de la Biblia, la meditación y el ayuno ocasional.

La parábola de los talentos muestra la importancia de ser diligentes y fieles. Los criados que utilizaron lo que les fue dado para aumentar y ganar fueron felicitados, pero el perezoso que fue y enterró temeroso lo que se le había dado, fue desterrado. ¡Dios quiere que aprendamos a ser fieles en lo poco que se nos ha dado para que él pueda saber que seremos fieles en lo mucho que nos quiere dar!

La parábola de las ovejas y los cabritos se enfoca en la motivación interna que nos puede ayudar a demostrar el amor de Dios siempre. Veamos el reconocimiento para las “ovejas”:

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (vv. 34-36).

La respuesta de las “ovejas” justas confirma que todo lo que hicieron fue sin la intención de buscar reconocimiento ni ser vistos por los demás. Su motivación provenía de un corazón amable de compasión y de amor. “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos?” (v. 37)

La respuesta en el versículo 40 muestra el amor de Dios por todos y su aprecio por aquellos que tienen su perspectiva y su amor: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Debemos ver más allá de las acciones y de las actitudes de las personas en este mundo malvado. Incluso personas que son consideradas como menos por los demás —incluso personas que nos maltratan— tienen un potencial increíble ante los ojos de Dios.

Jesús nos dijo que: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:44-45)

Dios “quiere que todos los hombres sean salvos” (1 Timoteo 2:4), y Él quiere que nosotros veamos ese potencial. Él quiere que aprendamos a amar a los demás como Él lo hace.

Ejemplos de la vida real

Es interesante que justo después de la profecía del Monte de los Olivos, los Evangelios registran dos ejemplos de la vida real totalmente opuestos.

Primero, el ejemplo bueno: “Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume” (Juan 12:3). Jesús entendió que este maravilloso regalo y ferviente compromiso era una señal de su amor y aprecio por su próximo sacrificio. Ella no permitió que su tristeza enfriara su amor, por el contrario, se acercó a Dios y buscó complacerlo. Ella no cedió ante el egoísmo, sino que fue motivada por un amor desinteresado.

Por otro lado tenemos a Judas Iscariote: “Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella” (vv. 4-6)

Al principio seguramente Judas amaba y creía en Jesús. Pero cuando fue pasando el tiempo, las cosas no salieron como Judas y otros esperaban. Y de pronto después Judas comenzó a sacar dinero poco a poco, de alguna manera justificándose en su mente. Pero mientras más pecaba, la culpa y la trampa del pecado le robaron su cercanía con Dios.

Al final, Judas permitió que su amor se enfriara. Con un corazón de hielo, incluso vendió a su maestro y lo entregó a las manos de sus enemigos (Mateo 26:14-16)

Debemos tomar muy en serio la advertencia de Jesús. Nuestra cercanía con Dios, nuestro carácter y nuestra vida eterna están en juego.

¡No permita que su amor se enfríe!

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