jueves, 19 de diciembre de 2019

LA DIGNIDAD DE LOS ÁNGELES



Segunda Parte

La dignidad fundamental de las huestes celestiales puede ser apreciada de cuatro maneras. Ya se han tocado algunos de estos puntos pero posiblemente admitan más comentario.

El Señor pre encarnado se identifica con ellos
Están vinculados con el santo trono de Dios
Son agentes autorizados por Dios
Ellos ministran al Señor en la tierra

Continuando con el tema veremos que:


3. SON AGENTES AUTORIZADOS POR DIOS.

Su fuerza no es intrínseca, sino delegada, pero no por eso es menos asombrosa. Actuando por cuenta de Dios, son agentes de gracia y de gobierno. Con base en las palabras del autor de la Epístola a los Hebreos, y en conformidad con otras Escrituras, podemos concluir que el cosmos hoy por hoy está sujeto a una administración angelical. Pero en los propósitos redentores de Dios, el mundo venidero no ha sido puesto en sujeción a ellos de esta manera (Hebreos 2.5). 

Es concebible que los vastos alcances del espacio, poblados por billones de estrellas y planetas, estén de alguna manera administrados por los ángeles para Dios. Esto es lo que C. S. Lewis concibe en su libro Out of the Silent Plane. 

Posiblemente sea mera especulación, pero es difícil creer que esas innumerables esferas hayan sido creadas sin un propósito y carentes de una administración ordenada.

Como hemos visto, los ángeles controlan toda la naturaleza, por lo menos en lo que a este mundo se refiere. Los ángeles de fuego, agua, viento, etc. de Apocalipsis 16 se ocupan de asegurar la realización del final propósito de Dios. 


En Sinaí no menos de “diez millares de santos” actuaron en la entrega de la ley (Deuteronomio 33.2, Hechos 7.53, Gálatas 3.19). La ley, ordenada así por medio de ángeles, revelaba el carácter santo del Dios de Israel. Además, en su calidad de “Vigilantes”, ellos supervisan los movimientos de las naciones y de esta manera hacen cumplir las prerrogativas santas de Dios (Daniel 4.23, 12.1). Esto lo veremos en mayor detalle más adelante en nuestro estudio.

4. ELLOS MINISTRAN AL SEÑOR EN LA TIERRA.

Parece que la actividad angelical aumentó durante la peregrinación del Señor sobre la tierra. Tenemos el anuncio de su nacimiento (Lucas 2), el ministerio a favor suyo en el desierto (Mateo 4), la atención a los eventos de su pasión (Lucas 22), la proclamación de su resurrección con un completo desdén hacia el poder de la muerte (Mateo 28) y su incorporación en su séquito al ascender Él en gloria (Juan 1.51). En este último pasaje se ven “a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”. Es decir, están bajo su control absoluto y a su disposición. Su ministerio a favor suyo se hace aun más interesante por las palabras de Pablo, “visto de los ángeles” (1 Timoteo 3.16).

¡Qué maravilla! Ya en el desierto, entre fieras visto, está el solo Dios. Hambre le acosa, Satanás le tienta, ángeles asisten, siguiéndole en pos.


Es precisamente de estas maneras que se enfatiza la dignidad de estos seres santos. Son llamados tanto hijos como siervos. Lo que disfrutan en virtud de las obras de su Creador, nosotros disfrutamos como consecuencia de la redención. 

Por cierto, nuestra posición en Cristo es más dignificada e íntima que la de ellos. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3.2). De nuevo, estos sobresalientes siervos de Dios ofrecen un ejemplo para los redimidos, quienes también son llamados a servir con la dignidad de “los hijos de Dios”.



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