El libro de Apocalipsis tiene muchas referencias de algo
llamado “la bestia”. ¿Qué o quién es? ¿Qué hace? ¿Qué nos dice Dios que hagamos
con respecto a “la bestia”?
Por cerca de 2.000 años, hombres y mujeres han estudiado y
especulado acerca de la identidad de “la bestia” de Apocalipsis. ¿Quién o qué
es la bestia? ¿Es simbólica o real? ¿Podemos identificar esta bestia como
contemporánea de Juan, el escritor del último libro de la Biblia? O, ¿la bestia
es un personaje o entidad de los tiempos del fin? ¿Es importante para nosotros
conocer la identidad de la bestia? ¿Qué nos revela la Biblia con respecto a la
bestia de Apocalipsis?
Empecemos viendo que le mostró Cristo, el revelador
(Apocalipsis 1:1) a Juan, y que fue lo que escribió Juan acerca de la bestia en
el último libro de la Biblia. Si bien es cierto que la palabra “bestia” se
encuentra 37 veces en el libro de Apocalipsis, algunas de ellas se refieren a
otra bestia. El pasaje de Apocalipsis 13:1-8 es uno de los más descriptivos acerca
de aquel llamado “la bestia”.
“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una
bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas;
y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un
leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le
dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida
de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en
pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y
adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar
contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y
se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en
blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de
los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y
vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y
nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban
escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio
del mundo” (Apocalipsis 13:1-8).
Entender el simbolismo.
Para comprender este pasaje de la escritura, debemos
entender el simbolismo. Un principio fundamental del estudio de la Biblia, es
dejar que la Biblia se interprete a sí misma (2 Pedro 1:20-21). En otras
palabras, mirar otras secciones de la escritura o del contexto en sí mismo para
poder entender su significado.
El símbolo de bestias que representan gobiernos civiles
también se encuentra en el libro de Daniel. El profeta Daniel recibió una
visión de Dios de cuatro grandes bestias: la primera como un león con alas de
águila, la segunda como un oso, la tercera como un leopardo y la cuarta
—diferente y más terrible que las demás— con 10 cuernos (Daniel 7:1-7). A
Daniel le fue dicho que estas grandes bestias simbolizaban “cuatro reyes”
(reinos) (v. 17). La historia nos muestra que las bestias del libro de Daniel
fueron cuatro grandes imperios mundiales: el babilónico, el medo-persa, el
griego y el romano.
La naturaleza de la bestia.
Una de las características de la bestia en el libro de
Apocalipsis es su hostilidad contra Dios y su pueblo. En Apocalipsis 11:7, se
le dice a Juan: “Cuando hayan acabado (los dos testigos) su testimonio, la
bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los
matará”.
En Apocalipsis 13:7 leemos que esta bestia va a “hacer
guerra contra los santos” y “vencerlos”. Esta bestia tendrá el poder de matar a
todos aquellos que no la adoren (v. 15), y va a blasfemar en contra de Dios (v.
6).
Percepciones del primer siglo.
Daniel empezó a escribir durante el tiempo del Imperio
Babilónico, y Dios le reveló que el imperio Medo-Persa (Daniel 5:28) sería el
próximo en llegar al poder. Después de este imperio vendría “el rey de Grecia”
(Daniel 8:21). Pero, ¿qué imperio está representado por la cuarta bestia que
Daniel vio en la visión —la bestia que era “espantosa y terrible y en gran
manera fuerte” (Daniel 7:7), que es “diferente de todos los otros reinos” y que
“a toda la tierra devorará” (v. 23)?
Para los estudiantes de historia y ciudadanos del primer
siglo, la respuesta es obvia. El Imperio Romano era la cuarta bestia de la cual
hablaba Daniel. En el primer siglo, el Imperio Romano había aplastado a todos
los demás poderes políticos. El libro de Apocalipsis, escrito al final del
primer siglo, registra la persecución dirigida al pueblo de Dios por parte del
Imperio (Apocalipsis 2:10,13). Los primeros creyentes, al leer el libro de
Apocalipsis concluyeron que la bestia de la que Juan escribió era el Imperio
Romano, el cual dominaba el mundo en ese momento.
Durante el tiempo del Nuevo Testamento, varios emperadores
romanos mostraron las características descritas en el relato de Juan
(Apocalipsis 13:1-7): poderoso, con gran autoridad y poder militar, un
instrumento de Satanás (“el dragón”), blasfemo, dice ser un dios a través de la
adoración del emperador, persiguiendo a la verdadera iglesia y matando
cristianos. ¡Todos los elementos estaban ahí! Estos primeros cristianos
afrontaron situaciones difíciles, y las palabras de la profecía estaban ahí
para animarlos a no ser engañados por la bestia o para que por medio de la
idolatría se alejaran de Dios.
Pero, ¿hay más en esta profecía? ¿Fue dirigida a aquellos de
nosotros que vivimos en los últimos días?
El dragón y la futura bestia.
En el libro de Apocalipsis encontramos que la agenda de la
bestia es la misma que la del dragón. El dragón es el diablo y Satanás, el que
engaña “a todo el mundo” (Apocalipsis 12:9), y la bestia de Apocalipsis 13:1-7
lleva a cabo este engaño. Juan da a entender que la sanación de la herida
mortal de la bestia, es de por sí, un engaño, produciendo asombro entre todo el
mundo (v. 3), haciendo que todos los habitantes de la tierra adoren al dragón y
a la bestia (v. 4).
La futura bestia tendrá autoridad en la tierra durante 42
meses y al final de ese tiempo todos los habitantes de la tierra la van a
adorar (vv. 5 y 8; comparar con Apocalipsis 11:2). Es claro que las profecías
acerca de la bestia también aplican para un futuro personaje en el tiempo del
fin que tendrá gran poder civil, financiero y religioso.
También es evidente la meta por parte del dragón, de perseguir
a los cristianos (Apocalipsis 12:7). La bestia abre su boca “en blasfemias
contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran
en el cielo” (Apocalipsis 13:5-6).
En el versículo 7 se menciona específicamente la persecución
actual a los cristianos, pero la persecución está claramente implícita en el
llamado profético de Juan a los lectores en el versículo 10, que habla de
santos siendo “llevados en cautividad” y “muertos a espada”. Esto requiere de
paciencia y de fe por parte de los cristianos. Enfáticamente el libro de
Apocalipsis no es un llamado a las armas, es un llamado a la paciencia y a la
fe por parte del pueblo de Dios.
Engaño religioso.
En la profecía del Monte de los Olivos, Cristo les advirtió
a sus discípulos: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y
harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere
posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24). ¡Es muy importante entonces, que
le prestemos atención a la advertencia de Cristo y que estemos pendientes de la
venida de la bestia y del falso profeta de Apocalipsis!
Una de las advertencias más fuertes en la Biblia, se da a
las personas que adoran esta bestia futura. Esta advertencia incluye la amenaza
de recibir la ira de Dios: “Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz:
Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en
su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro
en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los
santos ángeles y del Cordero” (Apocalipsis 14:9-10).
Sólo habrá dos opciones para los cristianos en el futuro, y
son las mismas que tuvieron los primeros cristianos a los que Juan les
escribió. Cuando el poder de la futura bestia comience la persecución de los
santos formalmente, los cristianos o bien van a seguir a Dios o van a seguir a
la bestia. Si adoramos a la bestia y recibimos su marca, entonces
recibiremos la ira de Dios. Por eso es muy importante que entendamos
las advertencias acerca de la bestia, para que cuando aparezca podamos evitar
ser engañados para adorarlo.
Blasfemia y arrogancia.
En Apocalipsis 13:5 dice que a la bestia le será dada una
boca “que hablaba grandes cosas y blasfemias” durante 42 meses. En la escritura
la boca es el símbolo de los pensamientos que se revelan al hablar (Mateo
12:34). La boca de la bestia pronuncia maldad —blasfemias— pero la mayoría no
va a reconocerlo por lo que es.
La bestia va a demandar un poder divino que no tiene. Va a
tratar de ponerse en el lugar de Dios —la peor blasfemia.
A la bestia se le dio autoridad sobre “toda tribu, pueblo,
lengua y nación” (Apocalipsis 13:7). Claramente la fuente de poder y autoridad
de la bestia, es el dragón (v. 2).
Con su poder político, militar y económico a nivel mundial,
el Imperio Romano restablecido va a parecer un monstruo imbatible. “¿Quién como
la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (v. 4). Pero los habitantes de la
tierra no solo van a temer al Imperio; también van a amarlo y adorarlo.
En el libro de Apocalipsis, se ve que el mundo acepta
voluntariamente la autoridad de la bestia, sin tener en cuenta a Dios. “Y la
adoraron todos los moradores de la tierra...” (v. 8). La bestia atrapa los
corazones y las almas de hombres y mujeres en todo lado, ¡pero no debe atrapar
los corazones cristianos!
Apocalipsis 13 muestra que la bestia es el enemigo de la
verdadera Iglesia en la Tierra. Se nos dice que a la bestia le fue dado el
poder de “hacer guerra contra los santos, y vencerlos” (v. 7). Satanás utiliza
el poder político de la bestia como su agente, en un intento por destruir y
acabar con el pueblo de Dios.
Lecciones para nosotros.
Sólo habrá dos opciones para los cristianos en el futuro, y
son las mismas que tuvieron los primeros cristianos a los que Juan les
escribió. Cuando el poder de la futura bestia comience la persecución de los
santos formalmente, los cristianos o bien van a seguir a Dios o van a seguir a
la bestia. La advertencia que Jesús les hizo a sus discípulos va a suceder:
“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de
todas las gentes por causa de mi nombre” (Mateo 24:9).
A esta bestia se le va a permitir ejercer su poder de los
últimos tiempos sobre el mundo y sobre la Iglesia, por un corto periodo de
tiempo de 42 meses (tres años y medio). Dios va a intervenir entonces y va a
detener la locura despiadada que va a imperar en toda la Tierra, amenazando con
aniquilar la verdadera Iglesia de Jesucristo junto con toda la humanidad (Mateo
24:22).
Una alianza en los tiempos del fin entre un poder religioso
llamado “Babilonia la grande” (Apocalipsis 17:5) y este poder civil
identificado como “la bestia” (Apocalipsis 13:1-10) va a controlar el poder
económico mundial. El poder religioso, una gran iglesia falsa representada en
Apocalipsis 13:11-15 como una segunda bestia: “Y ejerce toda la autoridad de la
primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de
ella adoren a la primera bestia” (v. 12). A esta segunda bestia también se
refieren como “el falso profeta” (Apocalipsis 19:20).
La primera bestia de Apocalipsis 13 —la autoridad civil que
va a influenciar a toda la humanidad al final de esta era— será el
resurgimiento final del Imperio Romano del que se habla en Daniel 7:20, 24 y
Apocalipsis 17:10-14. Este Imperio de los tiempos del fin, va a necesitar gente
para “recibir la marca en su mano derecha o en su frente” para “poder comprar o
vender” (Apocalipsis 13:16-17). Si desea profundizar acerca de la autoridad
civil del final de los tiempos y el falso líder religioso que van a trabajar
juntos para gobernar y engañar a la humanidad, vea los artículos “Daniel 7”, “Anticristo” y “Apocalipsis 17”.
Aunque el sistema económico de la bestia va a traer
prosperidad a los comerciantes de la tierra, será destruido (Apocalipsis 18:3,
15, 19). El pueblo de Dios va a estar complacido de ver caer a Babilonia la
grande y a la bestia. “Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta
que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los
que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos
fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre”
(Apocalipsis).
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