jueves, 7 de mayo de 2020

Bienaventuranzas: las claves para la verdadera felicidad



Jesús nos dio las claves para la verdadera felicidad conocidas como las Bienaventuranzas en su Sermón del Monte ¿Cuáles son las ocho bienaventuranzas y cómo pueden ayudarnos a experimentar una felicidad duradera y un gozo real en nuestra vida?
¿Qué son las Bienaventuranzas?
Jesús comenzó su Sermón del Monte con una lista de ocho rasgos espirituales que lo van a guiar a la verdadera felicidad. Éstas son:
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. (Mateo 5:4-11).
Estos rasgos espirituales de carácter se conocen como las Bienaventuranzas, del latín feliz o bienaventurado, ya que cada uno de estos versículos comienza con la palabra bienaventurado (Mateo 5:3-11). La palabra griega makarios, que se traduce como bendecido, significa ser “supremamente bienaventurado, por extensión, afortunado, inmensamente bendecido, feliz, (más feliz)” (Strong´s Exhaustive Concordance, #3107) [Concordancia exhaustiva de Strong].
Después de cada rasgo espiritual, Jesucristo menciona el resultado que iba a producir —la bendición que iba a traer. Muchos de ellos pueden parecer contradictorios a primera vista. ¿Cómo puede alguien que está de luto o que está siendo perseguido ser bendecido o feliz? Démosle un vistazo más profundo.
¿Cómo podemos alcanzar la verdadera felicidad?
La persona promedio que vive en una nación desarrollada disfruta hoy en día de un nivel de comodidad y seguridad desconocidos para aquellos que vivieron en siglos anteriores. En comparación con las personas que viven en los países más pobres, las personas que viven en las naciones más ricas tienen acceso a una gran cantidad de recursos, servicios públicos, oportunidades, comodidades y servicios.
Pero, ¿trae la prosperidad paz y felicidad que perduren? Los sentimientos de frustración, vacío e insatisfacción son muy fuertes en el mundo. ¿Por qué la gente que tiene tanto se siente tan descontenta?
Junto con la búsqueda de la felicidad, la gente quiere una vida pacífica. La búsqueda de la paz, la felicidad y el bienestar fomenta el sentimiento de autoayuda. Muchas personas han sido ayudadas añadiendo ejercicio, relajación y pensamiento positivo a sus vidas. Otros han encontrado excitación o alivio temporal en los estimulantes y los depresores. Pero ni la autoayuda ni las drogas y el alcohol nos pueden dar el acceso a la fuente de la verdadera felicidad.
El componente espiritual para la felicidad que pasamos por alto
Hay un componente espiritual en la felicidad que ha sido ignorado por muchas personas. Nuestro Creador nos dió un libro de instrucciones para la vida, la Santa Biblia. Aquí Dios explica la dimensión que falta en el conocimiento humano: el elemento espiritual.
Jesús fundó la Iglesia del Nuevo Testamento sobre sí mismo y sobre la Biblia —la Palabra de Dios. Su enseñanza es una religión de amor y de ley. Tiene un componente espiritual, el Espíritu Santo, que es la presencia y el poder de Dios.
El cristianismo incluye las emociones, como el amor, el gozo y la preocupación por los demás. E incluye unas reglas, la ley de Dios, tal como la explican Cristo y los apóstoles. En la Biblia encontramos que la meta final del cristianismo no es la felicidad temporal. ¡Es algo más grande!
La meta de un individuo cristiano es la transformación (conversión) de la mente —para llegar a ser una nueva creación que piensa y vive de la misma manera que Jesucristo lo hizo. Jesús explicó los rasgos espirituales del carácter que producen un estado de gozo que perdura de forma independiente, y a pesar de las circunstancias.La meta de un individuo cristiano es la transformación (conversión) de la mente —para llegar a ser una nueva creación que piensa y vive de la misma manera que Jesucristo lo hizo. Jesús explicó los rasgos espirituales del carácter que producen un estado de gozo que perdura de forma independiente, y a pesar de las circunstancias.
Las Bienaventuranzas y el verdadero camino hacia la felicidad
Analicemos la primera Bienaventuranza. Un sentimiento de suficiencia y autoestima no es necesario para experimentar la felicidad que Jesucristo describe. Jesús dijo que los “pobres de espíritu” son bienaventurados porque “de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5,3). ¿Por qué aquellos que son humildes y no son prepotentes encuentran la felicidad que a menudo elude a los ricos y a los de alta autoestima?
Aquellos que son pobres en espíritu no tienen ilusiones de orgullo y arrogancia. Reconocen sus errores personales y su fragilidad humana. Se relacionan con Dios como seres dependientes, lo ven como la fuente de todas las cosas. Ponen su confianza en Dios, no en sí mismos ni en los demás. Esa confianza será bendecida, y encontrarán el cumplimiento final sirviendo con Cristo en su Reino.
¿Qué hay de la segunda bienaventuranza? Para los que lloran, Jesús dice que serán consolados. (Según Barnes’ Notes on the Bible [Las notas bíblicas de Barnes]: “Esto puede tener dos significados: o bien, que son bienaventurados los que están afligidos por la pérdida de amigos o posesiones, o bien, que son bienaventurados los que lloran por el pecado”). Dios es el “Dios de todo consuelo”, y promete que algún día toda tristeza será borrada (2 Corintios 1:3; Apocalipsis 21:4).
Y así continúa con todas las bienaventuranzas. Aquellos que son mansos (humildes) heredarán la Tierra. Los que tienen hambre de justicia serán saciados. Los que son misericordiosos obtendrán misericordia. Aquellos que son puros de corazón verán a Dios. Aquellos que son pacificadores serán llamados hijos de Dios.
La fuente del verdadero poder espiritual
Ninguno de nosotros puede llenar el vacío y el descontento que se manifiesta como infelicidad. Ese vacío es el lugar que Dios va a llenar, y no podemos reemplazarlo con otra cosa, al menos por un tiempo. No podemos generar una felicidad que prevalece ni podemos encontrarla en alguna circunstancia externa. Debemos reconocer que el Creador es la fuente de todas las cosas buenas e ir a Él.
Aquellos que se acercan a Dios con humildad y arrepentimiento comienzan un viaje al Reino de Dios y a la vida eterna. Aprenden el camino de vida de Dios: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).
Tener los rasgos espirituales de carácter descritos en las Bienaventuranzas nos va a permitir experimentar la bienaventuranza y la felicidad ahora y para siempre.


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