La pornografía es una industria en auge debido a que el sexo vende y apela a los sentidos.
¿Existe alguna salida para la adicción a la pornografía?
¿Cómo sobreponerse a la adicción a la pornografía?
Nuestro amado Creador diseñó el sexo para que fuera un regalo maravilloso. Es una manera para aquellos que están casados, de descubrir físicamente la verdadera unidad entre sí. Sin embargo, la Biblia está llena de precauciones y advertencias para que evitemos la inmoralidad sexual en cualquiera de sus formas, al conocer su dolorosa realidad. “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (1 Corintios 6:18).
Muchos libros y terapeutas, trabajando desde una perspectiva que reconoce las leyes bíblicas, están disponibles para ayudarlo en esta lucha. Esta adicción requiere de un compañero muy amoroso y misericordiosamente capacitado que conozcamos bien, es decir, una persona que de verdad nos ayude en esa batalla y no aquel que nos llame “pervertido” y que nos condene con su auto justicia. Algunos seres humanos pueden ser así, pero afortunadamente Dios NO as así.
El proceso de cuatro pasos a continuación, no es muy detallado, pero probablemente le dará una nueva perspectiva para sobreponerse a la adicción de la pornografía.
El programa de los cuatro pasos
1. No se justifique más y reconozca la adicción como un pecado.
Muchos de nosotros sabemos que la adicción a la pornografía es algo definitivamente malo, pero hay personas que parecen encontrar la manera de justificar lo que están haciendo: “Dios me dio estas necesidades naturales”, “necesito aliviar mi estrés”, “mi esposa simplemente no me satisface”, “son solo fantasías… no es real”, “no puedo hacer nada... soy adicto”.
La adicción a la pornografía puede durar muchos años sin ni siquiera llegar al punto del acto físico de cometer adulterio o fornicar. No obstante, según Cristo eso haría que la persona pasara años dedicada al pecado, sin importar si existe el acto físico real o no. Jesucristo explicó: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). Siendo honestos: un adicto a la pornografía ha pecado en su mente —cada vez.
Pero las autoridades seculares dirán que tener fantasías es saludable; que evitan que en realidad hagamos cosas que pueden ser dañinas para nosotros y para otras personas. A decir verdad, las fantasías que tratan como objeto, usan, degradan y menosprecian a otros seres humanos, no pueden ser saludables; son pecado —especialmente si estamos anhelando volvernos a Dios.
Como sucede con otras adicciones, ¿con que estamos reemplazando a Dios? ¿Estamos escogiendo el deseo del cuerpo humano por encima del camino de Dios? ¿Deseamos imágenes y experiencias con el cuerpo humano más que las maravillas y las bendiciones de nuestro Creador, incluso en el ámbito del matrimonio y el sexo?
2. Aprenda a odiar el pecado tanto como Dios lo odia y entienda por qué.
Es muy fácil saber por qué Dios odia la pornografía, una vez admitimos que esta adicción es un pecado y debemos superarla. Dios es un padre amoroso que desea que todo el mundo siga su camino de vida, el cual trae verdadero gozo y alegría.
Imagine por un momento que pensará Dios al ver que tantos hijos suyos están siendo utilizados como objetos sexuales. A los adictos a la pornografía no les importa en lo más mínimo el bienestar de los demás cuando ven un video en internet o cuando usan una sala de chat para adultos. A lo mejor, solo los padres amorosos pueden entender la angustia de Dios cuando ve a sus preciados hijos, personas que él conoce por su nombre, siendo utilizados y arrojados fuera para placer sexual. También nos ve a nosotros, haciendo que nuestras mentes se distorsionen con una perspectiva destructiva de la sexualidad que destruye cualquier tipo de relaciones.
También, esta es una industria que hace ver muy atractivo el sexo sin amor, destruyendo por completo el concepto de Dios, de la profunda y verdadera unidad de dos seres humanos unidos en el matrimonio. Analice cómo el sexo, este maravilloso y delicado regalo de Dios, se convierte en algo sucio sin ningún asomo de decencia. Odiar este pecado no debería tomarnos horas de “¡ay de mí!” y “¿cómo llegué a esto?”. Debería involucrar un odio profundo por la naturaleza cruel y destructiva del pecado.
3. Haga cualquier sacrificio que sea necesario
Girar en torno a la autocompasión solo conlleva a una recaída. Cuando nos arrepentimos, un nuevo día nos espera y Dios está ansioso por ayudarnos. Claro, debemos hacer sacrificios. Con la ayuda de nuestros compañeros responsables, debemos estar dispuestos a activar los bloqueadores y filtros de nuestros computadores, estar dispuestos a que otros supervisen nuestra actividad en la web y cambiar nuestros hábitos de visualización de multimedia lo más pronto posible. Debemos evitar ver cualquier tipo de imagen sugestiva, película, programa de televisión o persona con poca ropa caminando por la calle. Si realmente queremos la libertad, no podemos seguir esclavizados a la atractiva versión del sexo de Satanás: sucia, tabú y de fácil acceso cada vez que queramos.
El cuerpo a menudo va a rechazar estos sacrificios y querrá volver a sus viejas andanzas con las justificaciones de que los sacrificios son impracticables. No lo son, de hecho; es la carne que trabaja en contra nuestra. En Marcos 14:38, Cristo menciona cómo puede ocurrir este giro inesperado: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.
4. Reemplace el comportamiento adictivo con comportamientos positivos
Algo tan reservado regresará constantemente y más si lo hemos estado permitiendo por años. Cuando vuelva, deberá encontrarse con una visión muy diferente del sexo: la perspectiva de Dios. La visión de Dios acerca del sexo está anclada firmemente en el contexto del amor entre un esposo y su esposa. Aprender a amar a los demás en lugar de verlos como objetos sexuales es una forma muy buena, entre muchas, para comenzar. Fijarnos más en la personalidad y sentido del humor que en el cuerpo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario