martes, 5 de mayo de 2020

¿PUEDES PACTAR CON DIOS?



Por:
Pastor R.V.C.

BENDICIONES HERMANOS.
Quizá hayamos  escuchado decir de parte de alguien o de algunos o de muchos, la posibilidad de que nosotros mismos lleguemos a algún pacto con  Dios; y a pesar de que creemos que debemos someternos a la voluntad de Dios, podría ser, que sigamos pensando en las dos posibilidades unidas; es decir, pacto con Dios sobre algo que me interesa personalmente siempre y cuando se haga  su voluntad.
Pensemos en una posibilidad o en un ejemplo de los que solemos utilizar: -pactaré con   Dios abrir un restaurante y que sea Dios quien  decide, donde  lo abro, el color de las mesas,  el menú, la fecha de apertura etc, etc.
Vamos a revisar la palabra de Dios a fin de poder discernir si es posible que   nosotros hagamos   un pacto o un contrato con   Dios, bajo el entendido de que si hablamos  de pacto de nosotros y Dios se entiende que  lo es, entre  dos partes,  y en el caso de Dios pues obviamente se trataría de un pacto o contrato, en donde ambos,  buscamos una  misma finalidad, es decir, un contrato en donde caminemos juntos buscando la meta, como en  una especie de sociedad.
El texto que usaremos, sin lugar a dudas, es   Génesis todo el capítulo 15. En tal capítulo Dios le promete a Abraham que  heredará  Canaán la tierra que fluye leche y miel, y ante ello en Génesis 15:8 Abraham pide una  señal.
Dios inmediatamente usa una tradición de los pueblos de ese tiempo cuando dos  personas  iban a  establecer  un pacto o contrato entre ellos. Dios le pide a Abraham que busque un becerro, una cabra y un carnero, todos de tres años y otros animalitos pequeños , específicamente una tórtola y un palomino, éstos últimos idóneos para expiación y holocaustos para el caso de personas de bajos recursos.
Esos tres animales grandes se partirían a la mitad y se colocaría una parte frente a la otra dejando un espacio en medio. Las personas que pactarían pasarían por entre los pedazos de animales y así el pacto quedaría totalmente tranzado.
El significado tenía que ver en que si alguno de los pactantes violaba el pacto sufriría la misma suerte de aquellos animales partidos (Jeremías 34:18:20).
Parafraseando imaginamos a Abraham decir: -guau… voy a pasar junto con Dios por entre esos animales. Ya he hecho ese ritual con muchos humanos pero ahora con Dios en persona….¡vaya, que honor contratar de tú a tú con Dios, con el Creador de todo el Universo!
Pero… veamos lo que en realidad pasó: pasa y pasa el tiempo y Dios no llega para pasar junto con Abraham… el tiempo sigue pasando al punto de que ya las aves de rapiña acechan y Dios no llega….
Empieza a anochecer y Dios no llega…. Anochece totalmente y Abraham empieza a sentir sueño… y ya de noche, siendo totalmente oscuro (Génesis 15:17) se ve un horno humeando y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos.
Vaya… ¿qué fue lo que pasó? Sabemos que a Dios el Padre no se le puede ver pues la persona moriría. Moisés logra verle una vez sólo el dorso (Génesis 32:30) y Juan 1:18 nos confirma que “a Dios nadie le vio jamás” en una clara alusión de que quien se ha mostrado siempre lo ha sido Jesucristo y no el Padre Celestial.
Vayamos de nuevo al acontecimiento. Es totalmente de noche. Abraham debe darse cuenta de que Dios pasó por en medio de los animales y por ende, pasa con una antorcha en su mano (Dios no necesita tal antorcha pero Abraham si necesita que Dios la use. (El fuego es símbolo de Dios) , pero Abraham no puede ver a Dios. ¿Cómo Dios logra esto? si duda, con una Teofanía. Ya que con mucho humo la vista ve difusamente, y para ello el horno humeante.
Abraham no tiene ni la menor duda de que Dios pasó… pero él no pasó con Dios… Dios pasó totalmente solo y ese día (Génesis 15:18) Dios hizo pacto con Abraham. Es un pacto donde no participa como socio el ser humano, así nunca podrá ser un pacto frágil sino totalmente sólido e inviolable pues tiene la rúbrica del Todopoderoso.
Notemos la diferencia: el pacto no es de Abraham con Dios sino de Dios con Abraham. El plan es el trazado por Dios nunca por Abraham ni por nosotros; y además el Pacto con Dios es un Pacto unilateral, es decir, quien lo planea, quien lo genera y quien lo firma es sólo Dios.
Si deseas abrir un restaurante y ves las posibilidades en ello pues ábrelo y dobla rodilla delante de Dios para que te proteja de todo tipo de maldad y de tentaciones en ese trabajo, pero nunca busques caminar junto con Él en medio de los animales partidos, porque los planes espirituales que Dios tiene para contigo son de la propia manufactura de Dios y no de nosotros.
Los animalitos pequeños, el palomino y la tórtola, además de los grandes conforman todos los animales lícitos para ser sacrificables como ofrendas de paz y para perdón de pecados según Levítico capítulo 3 en adelante.
Los animales grandes los sacrifican los que tienen posibilidades económicas y los pequeños los pobres, en una clara alusión de que Dios hará el pacto con la persona quien Él decida, rico o pobre. A Dios no le importa si tienes una cadena de restaurantes o si vendes empanadas de casa en casa.
Hay una frase que no está escrita en la biblia, no obstante sigue los principios bíblicos. Esta frase es: “no se cae ni una hoja de un árbol sin que Dios lo permita”. Esta frase la dice Don Quijote, la escribió Cervantes en el libro “Don Quijote de la Mancha”.
Analicemos tal frase: una hoja cae del árbol no porque Dios está ocupado en ello, sino porque lo permite. Es decir, en otras palabras, hay muchos eventos que suceden porque Dios los permite, es decir, porque Dios simplemente no impide que sucedan.
¿Podemos entonces creer que Dios activa su poder para que nosotros abramos un restaurante y nos vaya bien con Él porque “hicimos un pacto con el Creador”?
Por supuesto que no. Cuando un futbolista ora a Dios antes de que inicie un partido de fútbol nunca puede pretender que Dios haga que su equipo gane. Sólo puede orar para que Dios le proteja ante momentos de posible peligro y para usar las palabras adecuadas con el árbitro, sus compañeros, sus rivales y el público.
Nosotros no somos socios de Dios por ende en ningún pacto y por ende, en todo Pacto que Dios haga con nosotros debemos humillarnos verdaderamente y decir: “Hágase tu voluntad”.
¡Amén!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

LA LUCHA CONTRA LAS OBRAS DE LA CARNE: LASCIVIA

  Por Víctor Pérez D.   La lucha contra las obras de la carne, en particular la lascivia, es un tema de gran profundidad y relevancia en el ...