sábado, 18 de abril de 2020

Angosta es la puerta: ¿qué quiso decir Jesús con esto?



Varias veces Jesucristo dio consejos que parecían desanimar en vez de animar a las personas a volverse cristianos. ¿Por qué hizo esto?
Sorprendentemente, todos los discípulos, con excepción de un pequeño número, abandonaron a Jesús al final de su ministerio. Las miles de personas que algunas vez persiguieron a nuestro Salvador como si fuera una celebridad, disminuyeron hasta llegar a ser unos pocos cientos después de su muerte (Hechos 1:15; 1 Corintios 15:6). Cuán diferente es la realidad frente al supuesto camino fácil de convertirse en un cristiano, que tan sólo le da su corazón al Señor.
En Mateo 7:13-14 leemos lo que dijo Jesús: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (énfasis añadido).
Puerta estrecha, camino difícil
La frase “estrecha es la puerta” es en realidad fácil de entender. Una puerta estrecha es más difícil de pasar que una que es ancha, y sólo pocas personas puedan pasar al mismo tiempo por una puerta estrecha. Al decir que “angosto es el camino que lleva a la vida”, Jesús estaba explicando lo difícil que es ser cristiano en realidad.
“Difícil” proviene de la palabra griega thlibo, que significa: “exprimir (como las uvas), presionar con fuerza; un camino comprimido, estrechado, reducido” (Lexicón griego del Nuevo Testamento, www.bibletstudytools.com).
El Lexicón agrega que la palabra puede ser utilizada metafóricamente para expresar “problema, aflicción, incomodidad”. Si Jesús quería hacer que las personas lo siguieran, ¿por qué les dijo a sus posibles discípulos que hacerlo les traería dolor?
Para entender lo que Él quería decir, examinemos algunos de los pasajes en los que Él aparentemente desanimaba a las personas de seguirlo.
Advertencia a los posibles seguidores
Lucas nos menciona tres personas que parecían dispuestas a convertirse en cristianos, que se encontraron con Jesús y sus discípulos mientras estaban viajando. Uno de ellos hizo una declaración dramática de compromiso, al decirle a Cristo: “Señor, te seguiré adondequiera que vayas” (Lucas 9:57).
Jesús no le replicó: “¡Maravilloso, por favor únase a nosotros!” En lugar de esto, le dijo algo que podría hacerlo desistir por completo o por lo menos hacerlo reflexionar un poco: “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (v. 58). Jesús estaba subrayando la falta de certeza que podría haber en la vida de un verdadero cristiano.
La narración de Lucas continua con Jesús diciéndole a otra persona: “Sígueme” (v. 59). El hombre se disculpó pidiéndole que le permitiera primero enterrar a su padre. Ya que la costumbre judía era enterrar al muerto lo más pronto posible, era poco probable que el hombre que estaba en la multitud que rodeaba a Cristo, tuviera en la casa a su padre muerto. Lo más probable era que el hombre le estuviera pidiendo que le permitiera quedarse el tiempo que le quedaba a su padre anciano o enfermo—en realidad un permiso sin límite de tiempo.
El registro de Lucas nos dice que ante la excusa del hombre, Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios” (v. 60). Obviamente, una persona muerta no entierra a nadie. Jesús se estaba refiriendo a aquellos que estaban muertos espiritualmente—personas que no respondían a su enseñanza. Jesús le estaba diciendo al prospecto, que su llamamiento era mucho más importante.
Luego, una tercera persona que tenía la intención de convertirse en discípulo, hizo una petición aparentemente razonable de regresar primero a su hogar a despedirse de los que estaban allí; no sabemos si eran familiares o huéspedes (v. 61). A esta persona, Jesús le respondió: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (v. 62).
No podemos saber con certeza, pero esta persona tal vez no estaba tan comprometida como parecía. La Biblia sólo registra la esencia del intercambio de palabras—lo que necesitamos saber para entender el punto principal. Las tres respuestas añaden claridad a la enseñanza de Cristo de que “angosta es la puerta”.
En este tercer ejemplo la lección añadida es que los cristianos deben continuar manteniendo sus ojos en la meta—el Reino de Dios. Una persona que ara, inmediatamente reconoce el punto de esta analogía. Cuando se ara, el agricultor fija sus ojos en una roca, una colina o alguna otra marca, de tal forma que el arado pueda hacer su recorrido en línea recta. Aunque los agricultores modernos con extensiones inmensas de tierra utilizan un GPS para lograr esto, el principio sigue siendo el mismo.
Más consejos poco conocidos
Unos pocos capítulos después, encontramos otro relato importante acerca de lo que necesitamos hacer para convertirnos en seguidores de Jesucristo. Con una gran multitud alrededor queriendo escucharlo, Jesús dio más ejemplos de cómo no es fácil dar nuestro corazón al señor, y cuán seria era la responsabilidad de convertirse en cristiano.
¿“Odiar” a aquellos más cercanos?
En Lucas 14:26 Jesús dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. La instrucción parece extraña hasta que entendemos el significado del lenguaje original.
La Biblia de Estudio de la nueva versión del Rey Jacobo explica: “odiar” a la propia familia y a su propia vida es algo retórico. Se refiere a desear algo menos que a otra cosa” (nota acerca de Lucas 14:26). En otras palabras, el amor de un cristiano por la forma de vida de Dios debe ser más grande que el amor que tiene por cualquier otra relación humana y por sí mismo. Aunque lo hemos aclarado, la afirmación es inesperada.
Soportar las pruebas
El siguiente ejemplo es algo muy gráfico. Jesús dijo: “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Así como los criminales condenados debían cargar la cruz en la cual serían ejecutados, debemos estar dispuestos a sobrellevar cualquier prueba que tengamos que encarar por el hecho de ser cristianos.
Contar el costo
Luego, Jesús habló de un proyecto de construcción. El señaló que cualquier constructor responsable consideraría el costo de todo el proyecto desde el principio hasta el fin y luego se aseguraría de tener los fondos necesarios para completar el proyecto antes de empezar siquiera. Comenzar un proyecto de construcción sin tener en cuenta los fondos necesarios para hacerlo, podría dar como resultado un edificio abandonado, a medio construir—un símbolo visual de la falta de juicio del constructor (vv. 28-30).
Este principio también se puede aplicar al hecho de convertirnos en cristianos. Necesitamos entender el costo—los desafíos y las dificultades- que seguro vendrán cuando comencemos a vivir el camino de vida de Dios.
Tenga en cuenta sus recursos
Luego Jesús dio una ilustración de alguien que va a la guerra. En pocas palabras, Jesús dijo que un rey o general cuenta sus tropas antes de embarcarse en una pelea con el enemigo. Él quiere saber por anticipado si la victoria es posible. Si no tiene los recursos necesarios para ganar, el hace la paz antes de ir a la guerra (vv. 31-32).
Como cristianos, nuestras batallas son de naturaleza espiritual. En realidad, es imposible que ganemos esta guerra por nosotros mismos. Para convertirnos en cristianos, necesitamos la ayuda del gran poder de Dios, su Espíritu Santo, para poder lograr la victoria en contra de todo pronóstico.
Renunciar a todo
Concluyendo su enseñanza en esta ocasión, Jesús dijo: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo” (v. 33). La lección aquí es que para poder seguir verdaderamente a Cristo, este debe convertirse en lo más importante de nuestra vida.
¿Por qué Jesús les diría a las personas que a menos que llenen estos requisitos indispensables, ellos no podrían convertirse en sus discípulos, cristianos? El simplemente estaba ahondando en el principio de que “angosta es la puerta”.
El relato de Juan
Otro pasaje importante de la enseñanza de Jesús acerca de convertirse en un cristiano lo encontramos en Juan 6:25-26. En esta sección encontramos una variedad de interacciones con personas diversas. Algunos querían que Jesús repitiera el milagro de multiplicar la comida. Algunos estaban en las sinagogas en las cuales Jesús habló. Y algunos eran líderes judíos que criticaban a Jesús.
Cristo comenzó hablando acerca del maná físico y luego explicó que Él era el verdadero maná y que el camino de salvación era “el que come mi carne y bebe mi sangre” (vv. 53-56). Sin entender que Él estaba hablando de los símbolos de la Pascua, el pan y el vino, que representaban su carne y sangre, muchos de los que lo seguían dejaron abruptamente de hacerlo (v. 66).
En la superficie, nuevamente pareciera que el enfoque de Cristo fuera ilógico, ya que sus palabras no animaban al pueblo a seguirlo. Claramente, Jesús no quería sólo números. Sin embargo, Él quería que todos los que se convirtieran en sus discípulos—estudiantes o aprendices y miembros del cuerpo espiritual que en las Escrituras se llama “la Iglesia de Dios” (Hechos 20:28)—lograran llegar al final. Ellos necesitaban saber que se encontrarían con los retos más difíciles de su vida. Hubiera sido irresponsable que el fallara al preparar los discípulos.
No decirles los desafíos que se iban a encontrar si se convertían en cristianos, sería como tomar un grupo de ciudadanos comunes y corrientes y enviarlos a una misión militar propia de un equipo experto tal como los marines de Estados Unidos o Inglaterra. Sin el entrenamiento adecuado, las personas no podrían sobrevivir mucho a semejante misión. Y sería un desastre para la misión también. Dios desea que alcancemos nuestro potencial, y Él quiere que los cristianos entiendan la seriedad del compromiso de seguirlo a Él.
Cristo nunca abandona a aquellos que se comprometen
Por supuesto, las advertencias acerca del reto que implica convertirse en cristianos no fue lo único que Cristo dijo. El también prometió a aquellos que se comprometieran con su forma de vida: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). La Biblia de estudio de la nueva versión del Rey Jacobo dice al respecto: “Esta cita es una de las afirmaciones más enfáticas en el Nuevo Testamento. En el griego contiene dos negativos dobles, algo parecido a decir en español: yo jamás, nunca, por ningún motivo te dejaré”. Jesús utiliza la misma técnica para expresar la certeza de la vida eterna a los creyentes (vea Juan 10:28).
Usted tal vez ha escuchado el refrán militar de “nunca dejar atrás un hombre”. De forma similar, el Padre y el Hijo están totalmente comprometidos con aquellos que respondan al llamado de Dios. Jesús hizo una promesa similar al final de Mateo 28:18-20 diciendo que Él nunca dejaría de estar con los miembros de la Iglesia, en ningún momento, a lo largo de los años.
¿Cuál camino está escogiendo usted?
¿Por qué escogería alguien la puerta angosta, simbolizando el camino que los cristianos deben vivir, cuando es un camino tan difícil comparado con el camino fácil y cómodo del mundo? Porque hay con frecuencia aventuras, emociones y vistas que sólo están disponibles para aquellos que tomen el camino difícil. La vía difícil trae recompensas que aquellos que permanezcan en la vía fácil y cómoda nunca van a tener.
De forma similar, la experiencia de estar en la Iglesia trae recompensas increíbles para aquellos llamados por Dios. Se convierten en parte de la familia de Dios ahora. Ellos sirven en su obra. Son estimulados al interactuar con personas con la misma forma de pensar. Ellos anticipan reinar con Cristo en el venidero Reino de Dios. Ellos aprecian profundamente ser guiados por el Espíritu Santo y entienden que la santidad tiene sus beneficios para “esta vida presente”, y “la venidera” (1 Timoteo 4:8).
¿Cuál está escogiendo usted? Analice su nivel de compromiso y así podrá saber cuánto está practicando lo que Dios quiere que usted haga. ¿Decir “angosta es la puerta” describe la forma en que usted está viviendo ahora? O, ¿está escogiendo la vía fácil y cómoda, que ofrece menos resistencia?

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