Varias veces
Jesucristo dio consejos que parecían desanimar en vez de animar a las personas
a volverse cristianos. ¿Por qué hizo esto?
Sorprendentemente,
todos los discípulos, con excepción de un pequeño número, abandonaron a Jesús
al final de su ministerio. Las miles de personas que algunas vez persiguieron a
nuestro Salvador como si fuera una celebridad, disminuyeron hasta llegar a ser
unos pocos cientos después de su muerte (Hechos 1:15; 1 Corintios 15:6). Cuán
diferente es la realidad frente al supuesto camino fácil de convertirse en un
cristiano, que tan sólo le da su corazón al Señor.
En Mateo 7:13-14
leemos lo que dijo Jesús: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la
puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que
entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que
lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (énfasis añadido).
Puerta estrecha,
camino difícil
La frase
“estrecha es la puerta” es en realidad fácil de entender. Una puerta estrecha
es más difícil de pasar que una que es ancha, y sólo pocas personas puedan
pasar al mismo tiempo por una puerta estrecha. Al decir que “angosto es el
camino que lleva a la vida”, Jesús estaba explicando lo difícil que es ser
cristiano en realidad.
“Difícil”
proviene de la palabra griega thlibo, que significa: “exprimir (como las
uvas), presionar con fuerza; un camino comprimido, estrechado, reducido”
(Lexicón griego del Nuevo Testamento, www.bibletstudytools.com).
El Lexicón
agrega que la palabra puede ser utilizada metafóricamente para expresar
“problema, aflicción, incomodidad”. Si Jesús quería hacer que las personas lo
siguieran, ¿por qué les dijo a sus posibles discípulos que hacerlo les traería
dolor?
Para entender lo
que Él quería decir, examinemos algunos de los pasajes en los que Él
aparentemente desanimaba a las personas de seguirlo.
Advertencia a
los posibles seguidores
Lucas nos
menciona tres personas que parecían dispuestas a convertirse en cristianos, que
se encontraron con Jesús y sus discípulos mientras estaban viajando. Uno de
ellos hizo una declaración dramática de compromiso, al decirle a Cristo:
“Señor, te seguiré adondequiera que vayas” (Lucas 9:57).
Jesús no le
replicó: “¡Maravilloso, por favor únase a nosotros!” En lugar de esto, le dijo
algo que podría hacerlo desistir por completo o por lo menos hacerlo
reflexionar un poco: “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos
nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (v. 58). Jesús
estaba subrayando la falta de certeza que podría haber en la vida de un
verdadero cristiano.
La narración de
Lucas continua con Jesús diciéndole a otra persona: “Sígueme” (v. 59). El
hombre se disculpó pidiéndole que le permitiera primero enterrar a su padre. Ya
que la costumbre judía era enterrar al muerto lo más pronto posible, era poco
probable que el hombre que estaba en la multitud que rodeaba a Cristo, tuviera
en la casa a su padre muerto. Lo más probable era que el hombre le estuviera
pidiendo que le permitiera quedarse el tiempo que le quedaba a su padre anciano
o enfermo—en realidad un permiso sin límite de tiempo.
El registro de
Lucas nos dice que ante la excusa del hombre, Jesús le respondió: “Deja que los
muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios” (v. 60).
Obviamente, una persona muerta no entierra a nadie. Jesús se estaba refiriendo
a aquellos que estaban muertos espiritualmente—personas que no respondían a su
enseñanza. Jesús le estaba diciendo al prospecto, que su llamamiento era mucho
más importante.
Luego, una
tercera persona que tenía la intención de convertirse en discípulo, hizo una
petición aparentemente razonable de regresar primero a su hogar a despedirse de
los que estaban allí; no sabemos si eran familiares o huéspedes (v. 61). A esta
persona, Jesús le respondió: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira
hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (v. 62).
No podemos saber
con certeza, pero esta persona tal vez no estaba tan comprometida como parecía.
La Biblia sólo registra la esencia del intercambio de palabras—lo que
necesitamos saber para entender el punto principal. Las tres respuestas añaden
claridad a la enseñanza de Cristo de que “angosta es la puerta”.
En este tercer ejemplo
la lección añadida es que los cristianos deben continuar manteniendo sus ojos
en la meta—el Reino de Dios. Una persona que ara, inmediatamente reconoce el
punto de esta analogía. Cuando se ara, el agricultor fija sus ojos en una roca,
una colina o alguna otra marca, de tal forma que el arado pueda hacer su
recorrido en línea recta. Aunque los agricultores modernos con extensiones
inmensas de tierra utilizan un GPS para lograr esto, el principio sigue siendo
el mismo.
Más consejos
poco conocidos
Unos pocos
capítulos después, encontramos otro relato importante acerca de lo que
necesitamos hacer para convertirnos en seguidores de Jesucristo. Con una gran
multitud alrededor queriendo escucharlo, Jesús dio más ejemplos de cómo no es
fácil dar nuestro corazón al señor, y cuán seria era la responsabilidad de
convertirse en cristiano.
¿“Odiar” a
aquellos más cercanos?
En Lucas 14:26
Jesús dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e
hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi
discípulo”. La instrucción parece extraña hasta que entendemos el significado
del lenguaje original.
La Biblia
de Estudio de la nueva versión del Rey Jacobo explica: “odiar” a la propia
familia y a su propia vida es algo retórico. Se refiere a desear algo menos que
a otra cosa” (nota acerca de Lucas 14:26). En otras palabras, el amor de un
cristiano por la forma de vida de Dios debe ser más grande que el amor que
tiene por cualquier otra relación humana y por sí mismo. Aunque lo hemos
aclarado, la afirmación es inesperada.
Soportar las
pruebas
El siguiente
ejemplo es algo muy gráfico. Jesús dijo: “Y el que no lleva su cruz y viene en
pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Así como los criminales condenados
debían cargar la cruz en la cual serían ejecutados, debemos estar dispuestos a
sobrellevar cualquier prueba que tengamos que encarar por el hecho de ser
cristianos.
Contar el costo
Luego, Jesús
habló de un proyecto de construcción. El señaló que cualquier constructor
responsable consideraría el costo de todo el proyecto desde el principio hasta
el fin y luego se aseguraría de tener los fondos necesarios para completar el
proyecto antes de empezar siquiera. Comenzar un proyecto de construcción sin
tener en cuenta los fondos necesarios para hacerlo, podría dar como resultado
un edificio abandonado, a medio construir—un símbolo visual de la falta de
juicio del constructor (vv. 28-30).
Este principio
también se puede aplicar al hecho de convertirnos en cristianos. Necesitamos
entender el costo—los desafíos y las dificultades- que seguro vendrán cuando
comencemos a vivir el camino de vida de Dios.
Tenga en cuenta
sus recursos
Luego Jesús dio
una ilustración de alguien que va a la guerra. En pocas palabras, Jesús dijo
que un rey o general cuenta sus tropas antes de embarcarse en una pelea con el
enemigo. Él quiere saber por anticipado si la victoria es posible. Si no tiene
los recursos necesarios para ganar, el hace la paz antes de ir a la guerra (vv.
31-32).
Como cristianos,
nuestras batallas son de naturaleza espiritual. En realidad, es imposible que
ganemos esta guerra por nosotros mismos. Para convertirnos en cristianos,
necesitamos la ayuda del gran poder de Dios, su Espíritu Santo, para poder
lograr la victoria en contra de todo pronóstico.
Renunciar a todo
Concluyendo su
enseñanza en esta ocasión, Jesús dijo: “Así, pues, cualquiera de vosotros que
no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo” (v. 33). La lección
aquí es que para poder seguir verdaderamente a Cristo, este debe convertirse en
lo más importante de nuestra vida.
¿Por qué Jesús
les diría a las personas que a menos que llenen estos requisitos
indispensables, ellos no podrían convertirse en sus discípulos,
cristianos? El simplemente estaba ahondando en el principio de que “angosta es
la puerta”.
El relato de
Juan
Otro pasaje
importante de la enseñanza de Jesús acerca de convertirse en un cristiano lo
encontramos en Juan 6:25-26. En esta sección encontramos una variedad de
interacciones con personas diversas. Algunos querían que Jesús repitiera el
milagro de multiplicar la comida. Algunos estaban en las sinagogas en las
cuales Jesús habló. Y algunos eran líderes judíos que criticaban a Jesús.
Cristo comenzó
hablando acerca del maná físico y luego explicó que Él era el verdadero maná y
que el camino de salvación era “el que come mi carne y bebe mi sangre” (vv.
53-56). Sin entender que Él estaba hablando de los símbolos de la Pascua, el
pan y el vino, que representaban su carne y sangre, muchos de los que lo seguían
dejaron abruptamente de hacerlo (v. 66).
En la
superficie, nuevamente pareciera que el enfoque de Cristo fuera ilógico, ya que
sus palabras no animaban al pueblo a seguirlo. Claramente, Jesús no quería
sólo números. Sin embargo, Él quería que todos los que se convirtieran en sus
discípulos—estudiantes o aprendices y miembros del cuerpo espiritual que en las
Escrituras se llama “la Iglesia de Dios” (Hechos 20:28)—lograran llegar al
final. Ellos necesitaban saber que se encontrarían con los retos más difíciles
de su vida. Hubiera sido irresponsable que el fallara al preparar los
discípulos.
No decirles los
desafíos que se iban a encontrar si se convertían en cristianos, sería como
tomar un grupo de ciudadanos comunes y corrientes y enviarlos a una misión militar
propia de un equipo experto tal como los marines de Estados Unidos o
Inglaterra. Sin el entrenamiento adecuado, las personas no podrían sobrevivir
mucho a semejante misión. Y sería un desastre para la misión también. Dios
desea que alcancemos nuestro potencial, y Él quiere que los cristianos
entiendan la seriedad del compromiso de seguirlo a Él.
Cristo nunca
abandona a aquellos que se comprometen
Por supuesto,
las advertencias acerca del reto que implica convertirse en cristianos no fue
lo único que Cristo dijo. El también prometió a aquellos que se comprometieran
con su forma de vida: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).
La Biblia de estudio de la nueva versión del Rey Jacobo dice al
respecto: “Esta cita es una de las afirmaciones más enfáticas en el Nuevo
Testamento. En el griego contiene dos negativos dobles, algo parecido a decir
en español: yo jamás, nunca, por ningún motivo te dejaré”. Jesús utiliza la
misma técnica para expresar la certeza de la vida eterna a los creyentes (vea
Juan 10:28).
Usted tal vez ha
escuchado el refrán militar de “nunca dejar atrás un hombre”. De forma similar,
el Padre y el Hijo están totalmente comprometidos con aquellos que respondan al
llamado de Dios. Jesús hizo una promesa similar al final de Mateo 28:18-20
diciendo que Él nunca dejaría de estar con los miembros de la Iglesia, en
ningún momento, a lo largo de los años.
¿Cuál camino
está escogiendo usted?
¿Por
qué escogería alguien la puerta angosta, simbolizando el camino que los
cristianos deben vivir, cuando es un camino tan difícil comparado con el camino
fácil y cómodo del mundo? Porque hay con frecuencia aventuras, emociones y
vistas que sólo están disponibles para aquellos que tomen el camino difícil. La
vía difícil trae recompensas que aquellos que permanezcan en la vía fácil y
cómoda nunca van a tener.
De forma
similar, la experiencia de estar en la Iglesia trae recompensas increíbles para
aquellos llamados por Dios. Se convierten en parte de la familia de Dios ahora.
Ellos sirven en su obra. Son estimulados al interactuar con personas con la
misma forma de pensar. Ellos anticipan reinar con Cristo en el
venidero Reino de Dios. Ellos aprecian profundamente ser guiados por el
Espíritu Santo y entienden que la santidad tiene sus beneficios para “esta vida
presente”, y “la venidera” (1 Timoteo 4:8).
¿Cuál está
escogiendo usted? Analice su nivel de compromiso y así podrá saber cuánto está
practicando lo que Dios quiere que usted haga. ¿Decir “angosta es la puerta”
describe la forma en que usted está viviendo ahora? O, ¿está escogiendo la vía
fácil y cómoda, que ofrece menos resistencia?
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