miércoles, 29 de abril de 2020

Reglas básicas para conversar con el Padre celestial




Por:
Pastor R.V.C.
Saludos hermanos.
No   pretendo, al menos  en esta ocasión, hacer  un estudio  profundo relativo a la oración, pero si mostrar algunas reglas básicas que hemos ido alterando por no  saber  leer la palabra de  Dios en armonía con las leyes o reglas de hermenéutica.
Es importante que aprendamos a conversar correctamente con nuestro Padre según lo que realmente Él desea que le conversemos y no lo que nosotros queramos hablarle.
Veamos esto bajo el entorno de una vida  familiar terrenal:
A)   Un hijo habla con sus padres y les dice cosas muy bonitas y correctas pero para ello siempre busca una audiencia, un público, es decir, cuando hay visitas en la casa, a fin de que las   personas “vean” lo bueno y maravilloso que es él con sus progenitores, pero cuando está a solas con ellos  ni les vuelve a ver.
¿Estarían en un mismo sentir?
B) O quizá un hijo le habla al padre físico en privado: llega el hijo de otra ciudad  y  necesita hacerlo rápido. Llama a su padre a una habitación y ahí  empieza a recitarle  palabra bonitas que escribió en su cuaderno de notas. Se las lee una vez pero el hijo las escuchó tan lindas al él recitarlas que las vuelve a repetir una y otra vez para al final decirlas de memoria a su padre. El padre  mira  con incredulidad y desazón la frialdad de su hijo.
¿Hay armonía?
C) Va un hijo con su progenitor a un terreno que tiene la familia en donde desean construir la vivienda familiar. Conversan ambos acerca de que la vivienda  debe de tener dos  pisos, de  posibles colores para las paredes externas y   de las internas, el tamaño de la cocina, la cantidad de dormitorios que se requieren pues se trata del padre, la madre y cuatro hijos  todo  como  un  análisis  previo  para  exponerlo  al  resto  de  los integrantes. No obstante el hijo en ese instante mira a su padre fijamente y le expone que él desea que el segundo piso debe ser sólo para él pues tiene muchos  amigos  y  desea que se reúnan ahí y que el primer piso sería suficiente para la cocina, el baño, el dormitorio para sus padres y un dormitorio para  sus otros  tres hermanos.
Pregunto: ¿Están el padre y el hijo en un mismo sentir?
En estos  tres eventos no tenemos ni la menor duda de que podemos tener un juicio de valor para  cada uno de esos  hijos. Podemos  decir fácilmente que se trata de un hijo no conectado verdaderamente a través del amor con su padre en cada uno de esos tres distintos eventos y  si,  realmente  así  lo  es.  Pero  ahora  debemos  preguntarnos: ¿nos parecemos a alguno de esos hijos   cuando hablamos   con el   Padre Celestial o… a los tres?
Revisemos  un poco lo que hemos estado haciendo descuidadamente que produce que nos  relacionemos mal con el Soberano  y  Único  Dios:
Hemos  estado  efectivamente  utilizando  descuidadamente  algunos pasajes   bíblicos  de  forma  incorrecta   en  lo  tocando a iniciar una conversación con el Creador.
PRIMER ERROR:
Creer, basados  en Mateo 18:20 que debemos estar reunidos al menos dos personas para poder orar a Dios. En este pasaje nos dice Jesucristo que “donde   están dos o más   congregados en mi nombre ahí estaré yo en medio de ellos”.
Acostumbramos decir, cuando hay un grupo de personas reunidas, que ese grupo debe de aprovecharse para   abrir un momento de oración usando  este pasaje  bíblico.
Por un momento les pido  que analicemos  lo que realmente estamos diciendo.
Estamos afirmando con ello que en lo secreto, a solas con Dios, no es posible orar, que a solas con Dios  Él no nos escucha y que estaríamos perdiendo el tiempo  porque la oración debe de ser cuando estamos al menos dos personas reunidas.
Si estudiamos  Mateo 18:15 a 22 nos daremos  cuenta de que todo el contexto en donde está inserto Mateo 18:20 se refiere al tema de dos hermanos en Cristo que están alejados debido a que uno ofendió al otro, en donde Jesucristo da una serie de consejos para que se arreglen entre sí consistente en primero dialogar, y si esto no funciona pues al menos con dos personas que ayuden al acercamiento y si no es posible   con la jerarquía de la iglesia.   Es para ese tema de la   reconciliación entre hermanos  que   Jesucristo  nos  dice  que  estará  en  medio de   ellos anhelando la reconciliación entre hermanos.
Sólo bajo ese tema de la reconciliación es que   Jesucristo estará en medio, pues  para todos los demás efectos de nuestra vida caminará no en medio sino con nosotros como una yunta con sus dos bueyes en donde Él es el buey que guía. Si Jesucristo camina con nosotros podemos estar sin hermanos cerca y ahí estará Él pero si creemos que camina en medio de nosotros es porque creemos que Jesucristo estaría con nosotros sólo si permanecemos cerca de algún hermano. Si ello fuera así un cristiano no podría   vivir solo en una montaña pues estaría sin Dios. Esto es por supuesto  totalmente falso.
Por supuesto que en grupo podemos orar sin lugar a dudas, pero el Padre que está en los cielos escuchará la oración no grupal sino la que sale de cada  una de las personas oradoras, pues Dios siempre está atento a lo que sale de cada corazón individualmente considerado. Él escucha a tu corazón específicamente y de cerca, y nunca ve a un grupo orar desde lo alto. Dentro de ese grupo habrá personas que no estarán orando o sus oraciones solo salen de su boca hacia afuera y por ende no llegarán  al Creador. Lo que Dios  si anhela  es un grupo en oración en donde todos tengan el mismo sentir, el mismo corazón y la misma meta, pero para que a nuestro Padre Celestial le encante ese grupo es porque ha revisado el corazón de cada uno de ellos y su oración secreta y la ha visto con agrado.
En la oración en grupo cada cristiano debe de orar en lo secreto con su Padre Celestial. En Mateo 6:6 Jesús nos dice claramente que toda oración ha de ser en lo secreto.
SEGUNDO ERROR:
Mateo            6:7 también  nos dice que no podemos ser como aquel   hijo que empezó a  darle palabras de aliento a su  padre mediante una serie de repeticiones sacadas de su cuaderno de notas. No podemos orar   mediante vanas   repeticiones pues   si a aquel padre terrenal  le ofendió lo que hizo su hijo al repetirle lo que había insertado en  su cuaderno, cuanto más se va a ofender el Rey del Universo cuando hablemos vanas repeticiones.
TERCER ERROR:
Recordemos  que  en una de las historias de un padre terrenal con su hijo, éste último se esmeraba por pedir todo el segundo piso de la casa a construir para él y sus amigos. ¿Podemos pedir todo lo que se nos ocurra como  lo hizo este hijo a su padre? Algunas personas creen que así lo es basados en  el pasaje de  Mateo  7:7 al 12.
Veamos el  texto:
La oración, y la regla de oro 7»Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre. 9¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? 11Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan! 12Así que, todo lo que quieran que la gente haga con ustedes, eso mismo hagan ustedes con ellos, porque en esto se resumen la ley y los profetas.
Dice la palabra  entonces:
“Pedid  y se os dará… porque el que pide recibe”…  y nos suele bastar ese texto para dar incluso toda una prédica de la prosperidad sin seguir  leyendo el texto completo.
Analicemos  cuidadosamente   Mateo   7:9 al 12: “Que padre   hay de vosotros que si su hijo le pide pan le dará una piedra… o un pescado y le da   una serpiente…   y en el pasaje paralelo de   Lucas capítulo 11 también nos habla de cómo es que un padre le daría a su hijo un alacrán si éste le  pide  un huevo.
A veces se nos  ocurre  empezar a parafrasear estos pasajes quizá así: Que padre hay de entre vosotros que   si su hijo por ejemplo le pide pan le daría un trozo de madera, o un ladrillo,  o  quizá una concha de mar; pero  este  texto  no  permite    ese  tipo  de  parafraseo.  Se    habla específicamente  de  la   relación “pan-piedra”,           “huevo-alacrán” (en el pasaje dicho de Lucas) y de “pescado- serpiente”.
¿Por qué Jesucristo usó  esas relaciones tan específicas?  Porque en las tierras del oriente por donde Jesucristo   caminó una piedra rojiza del desierto parece un panecillo de pan, porque en el desierto hay alacranes blancos que al enrollarse adoptan una  forma idéntica a la de un huevo de gallina  y porque en el mar de galilea cuando los pescadores usaban una red denominada barredera sacaban muchos animales de mar, dentro de los cuales estaban las anguilas eléctricas también llamadas serpientes de mar las cuales se parecen bastante a un pescado.
Y nos preguntamos entonces:
Pero… si una persona nace en esa zona del Medio Oriente y crece ahí, ¿cómo es que no va a diferenciar un pan de una piedra, un huevo de un alacrán  y  una anguila o serpiente de un pescado?
A los cuatro años un niño podría ya establecer la diferencia. Entonces ¿Quién cometería tal error? Bueno… la respuesta está a la  mano: sólo niños muy pequeños de menos de cuatro años.
Ya entendiendo esto tenemos el mensaje completo y claro de Mateo 7:7 al 12: Pedid y se os dará… (voy a parafrasear) pero nunca pidas como un niño de dos años que cree estar pidiendo pan y realmente lo que ve en el  desierto son piedras rojizas, o pide un huevo al padre porque ve un alacrán con su cuerpo recogido o pide un pescado al padre porque ve una anguila o serpiente de mar. .. Porque si  pides algo que crees es pan te hará daño en tus dientes y hasta podrías ahogarte, o si pides  algo que crees es un huevo te picará y te matará porque realmente lo que estás pidiendo es un alacrán… cuando pidas algo debes tener el cuidado de pedir lo que realmente necesitas para tu bien espiritual. ¿Acaso el Padre Celestial no desea que estemos verdaderamente conectados con Él en lo tocante a lo que es verdaderamente el Reino de Dios? ¿No añora una conversación privada que no sea de frases  repetitivas sino que salga de nuestro corazón y en donde lo que pidamos sea de conformidad con el área sobrenatural al cual nos estamos elevando? ¿Acaso nuestro Padre no desea que busquemos  el Reino de Dios y su justicia  y si lo hacemos Él nos  promete   cuidar   en este mundo con las cosas materiales que necesitamos día con día? El que vive verdaderamente  según el  Espíritu pide   cosas espirituales  y el terrenal cosas terrenales  (Romanos 8:5).
No  es  que  debamos  ser  pobres  porque  si por mera justicia nos esforzamos   podemos tener algunos   bienes acá en la tierra,  pero no anhelemos las cosas que tenemos por mera justicia (los tenemos porque nos esforzamos y Dios por ende lo permite ) sino que anhelemos las cosas que   Dios   nos da por   misericordia (dones , ministerios   y frutos del Espíritu Santo las cuales no las hemos ganado pero Dios considera en su inmenso amor que las merecemos ) y aún más las cosas que Dios da por Gracia (la Vida Eterna la cual ni la hemos ganado ni la merecemos pero Dios  nos  la da porque así a Él le place).
Y para culminar, en  Mateo 6:9 en la oración denominada “El Padre Nuestro” Jesucristo nos explica que esa oración la hace solamente toda aquella persona quien ya sea hijo de Dios, aquel quien ya nació de nuevo y tiene por ende al Espíritu Santo y   puede decirle al Creador del Cielo y de la Tierra “Padre”. Ese hijo de Dios debe de ser un hijo merecedor de llamarse hijo y de poder decirle al único y Sabio Dios “Padre” y para ser merecedor debe de anhelar la presencia de su Padre en su vida mediante la constante oración en lo secreto, un hijo que converse con  el  Padre (Dios) como conversaría con  su padre (el padre terrenal) y un hijo que nunca le pida más de lo que necesita, que no pida un segundo piso de la casa toda para él sino que cuando converse con Dios piense en todos sus hermanos.
La oración que está en Mateo 6:9 en adelante es una oración centrada para que nosotros aprendamos a pensar en todos nuestros hermanos en toda la tierra, por ello no dice Padre mío sino Padre nuestro, no dice dame el pan de cada día sino danos el pan de cada día, no dice perdona mis  pecados  sino perdona nuestros  pecados.  Esta oración es para un hijo de Dios que se acuerde cuando ora en todos los hermanos de toda la tierra… para que posteriormente y   dentro de la misma oración   y mediante ese mismo amor podamos pedir  por toda  la  humanidad (I Timoteo  2:2).
El Padre que está en el Cielo  anhela tu oración en secreto, sin vanas repeticiones, le encanta escucharnos pensar en todos nuestros hermanos de todo el orbe terráqueo y disfruta estar hablando contigo un mismo lenguaje, en la verdadera dimensión espiritual.
Y si estás leyendo este pequeñito mensaje  y te das cuenta de que no puedes conversar con el Creador de todas las cosas  pues aún  no eres hijo de Dios, no creas que  con una declaración de fe de cinco minutos ya lo eres, pero la buena noticia es que de conformidad con Romanos 10:9 tu  declaración de que Cristo es el Señor  y  tu reconocimiento de que resucitó al tercer día puede llegar a  ser  algo  ya tan enorme en tu vida que se empieza a desbordarse de tu corazón y deseas declararlo a gritos.
Recuerda que el Espíritu Santo llega a tu vida no por tu decisión sino por decisión de Dios mismo al notar que  tu interior  está  ordenado y vacío esperándole a Él. Dios te brinda esa oportunidad de cambiar radicalmente y   puedes   experimentar   ese   hermoso   cambio   del   cual  nunca  te arrepentirás.
Romanos 10:8 a 10:
8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: 9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
No es difícil aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador, sólo se requiere que empecemos   a   ser   sensibles a las cosas del Reino y anhelar su presencia.  Si no eres hijo de Dios dobla rodilla  y empieza aceptando a Jesucristo como tu Salvador personal hasta que ese creer llegue a ser parte de tu vida, es decir, que Jesucristo llegue a ser tu amigo.
La oración al Padre vendrá después pues NADIE VA AL PADRE SINO ES MEDIANTE SU HIJO AMADO JESUCRISTO.
¡AMEN!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

LA LUCHA CONTRA LAS OBRAS DE LA CARNE: LASCIVIA

  Por Víctor Pérez D.   La lucha contra las obras de la carne, en particular la lascivia, es un tema de gran profundidad y relevancia en el ...