Uno de
los nombres que Dios utiliza para referirse a su Espíritu Santo es “Espíritu de
verdad” (Juan 14:17). ¿Qué implica esta descripción con respecto a la forma en
que entendemos la verdad de Dios?
Existen
dos niveles de entendimiento presentes en las palabras —y por ende en las
preciosas verdades— de la Biblia. Un nivel comprende lo que las palabras en
realidad significan en cualquiera de los idiomas en que fueron escritas.
El
conocimiento de Dios
Pero
la Biblia dice que existe un segundo nivel de entendimiento de las verdades
espirituales que contienen las palabras inspiradas por Dios. Jesús enseñó que
sólo aquellos a los que Dios les concede su Espíritu pueden comprender con
claridad sus palabras a este nivel.
Esta
verdad está muy bien ilustrada en la explicación que Jesucristo les dio a sus
discípulos cuando le preguntaron la razón por la cual Él le hablaba a la gente
por parábolas. “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de
los cielos; mas a ellos no les es dado… Por eso les hablo por parábolas: porque
viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden” (Mateo 13:11,13).
Con
frecuencia, ni los discípulos entendían el propósito espiritual de las palabras
de Jesús. Pero Él no los dejó sin entendimiento. Jesús les dijo: “Aún tengo
muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando
venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará
por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas
que habrán de venir” (Juan 16:12-13).
Jesús
sabía que ellos no iban a entender el significado espiritual todavía. ¿Por qué?
Hasta el momento el Espíritu Santo estaba sólo con los discípulos, no dentro de
ellos (Juan 14:17). Los discípulos no podían entender la profundidad del
significado de las palabras de Cristo sino hasta que estuviera en ellos el
Espíritu de verdad.
Los
discípulos recibieron el Espíritu Santo que les fue prometido en el día de
Pentecostés, después de la muerte y resurrección de Cristo (Hechos 2:4).
Después de esto, ellos tuvieron la capacidad de empezar a entender todas las
verdades espirituales de Dios (Juan 14:26).
Pablo
explica más a fondo
En 1
Corintios 2:6-14 hay otro pasaje que muestra estos dos niveles de
entendimiento. Pablo se refiere a “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio,
la sabiduría oculta” (v. 7). Más adelante dice que la sabiduría de Dios es la
“que ninguno de los príncipes de este siglo conoció” (v. 8). El pasaje se
refiere a la sabiduría de “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en
corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (v. 9).
Después leemos, “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu” (v. 10).
Entonces,
hay un conocimiento que la gente no puede saber. Pero ese mismo conocimiento se
lo revela Dios por su Espíritu a aquellos que llama.
En 1
Corintios 2:11 Pablo habla del “espíritu del hombre”. Dios le da a cada
individuo una porción de espíritu que le da a nuestros cerebros la capacidad
que nosotros llamamos mente, para que así el hombre pueda saber “las cosas del
hombre”. Esto se refiere al conocimiento humano desarrollado por el
descubrimiento y razonamiento humano —el conocimiento filosófico, artístico,
científico, etcétera— todos los campos del conocimiento humano.
Pablo
usa la función del “espíritu del hombre” para compararla con la función del
Espíritu de Dios. Así como el “espíritu del hombre” permite que entendamos las
“cosas del hombre”, el Espíritu de Dios nos permite entender las cosas de Dios
—sus verdades espirituales. Dios nos da su Espíritu “para que sepamos lo que
Dios nos ha concedido” (v. 12).
Como
explica Pablo: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente” (v. 14). Nadie sin el Espíritu de Dios puede
si quiera comenzar a entender las verdades espirituales de Dios.
La
verdad espiritual es un misterio para el mundo
Hay
muchas escrituras más que muestran que el conocimiento de Dios —sus verdades
espirituales— son un misterio para la gente de este mundo. Pero estos misterios
son un misterio para aquellos que no tienen el Espíritu de Dios. Pablo escribió
en Colosenses 1:26: “el misterio que había estado oculto desde los siglos y
edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos” (la Biblia se refiere
a los cristianos convertidos como “santos”).
En
Efesios 3:3-6,9 encontramos el mismo entendimiento: “que por revelación me fue
declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual
podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que
en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como
ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los
gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la
promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio… y de aclarar a todos cuál sea
la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas
las cosas”.
Pero
este conocimiento espiritual sólo se les da a los santos, así como Jesús lo
reveló a sus discípulos en Mateo 13:2; 10-17, escritura de la cual citamos una
parte al principio de este artículo. Cuando los discípulos preguntaron: “¿Por
qué les hablas [las multitudes a las que se refiere el versículo 2] por
parábolas?” Jesús respondió: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios
del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado” (vv. 10-11).
Jesús
no pretendía que las multitudes entendieran el significado espiritual de sus
palabras todavía —¡pero eso no quiere decir que Él no los ame o tenga un plan
para todos! Sólo sus discípulos estaban destinados a entender en ese momento.
Jesús dijo: “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos,
porque oyen” (v. 16).
Después
de que Jesucristo regrese y restaure el gobierno de Dios en la Tierra, el
conocimiento de Dios va a llenar la Tierra como “las aguas cubren el mar”
(Isaías 11:9). Entonces el conocimiento espiritual de Dios va a estar al
alcance de todos (Isaías 2:2-3). Sólo los pocos que son llamados en esta época
tienen acceso al Espíritu de Dios (Hechos 2:37-39).
¿En
qué momento la verdad de Dios se convirtió en un misterio para el mundo?
Pablo
dice que la “revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos
eternos” (Romanos 16:25). Esto nos lleva hasta el Jardín del Edén y Adán y Eva
—los primeros seres humanos que fueron creados por Dios.
Una de
las verdades más asombrosas y menos comprendida de la Biblia es que Dios creó a
la humanidad para darnos la increíble oportunidad de convertirnos en hijos e
hijas de su propia familia (2 Corintios 6:17-18).
Dios
habría dado a Adán y Eva y a sus hijos este asombroso regalo de convertirse en
sus propios hijos si hubieran elegido vivir de acuerdo a los principios de su
camino de vida, representado por el árbol de la vida. Dios también les ordenó a
Adán y Eva que no comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal.
El
árbol de la vida
El árbol
de la vida representa el acceso al conocimiento de la vida de Dios y su
propósito —el conocimiento de la salvación. Éste es el conocimiento espiritual
acerca de lo que los seres humanos debemos hacer para recibir la vida eterna en
la familia de Dios.
El
árbol de la ciencia del bien y del mal
Este
árbol representa la manera en que los seres humanos decidimos por nosotros
mismos lo que está bien y lo que está mal. Es el camino del yo —sin escuchar a
Dios ni a sus instrucciones. Este es el camino de Satanás —el camino que él
quería que Adán y Eva escogieran. Satanás, la serpiente, engañó a Eva para que
comiera del fruto de este árbol haciendo que fuera atractivo para sus propios
deseos (Génesis 3:6).
Dios
vio la decisión de Eva. También Dios sabía de la probabilidad de que los
descendientes de Adán y Eva tomaran la misma decisión bajo la misma influencia
de Satanás. Entonces Dios organizó un plan para esconder su conocimiento
espiritual de Adán y Eva y de sus descendientes.
La
humanidad tomó la decisión de rechazar a Dios y su conocimiento revelado.
Entonces Dios decidió cerrar ese conocimiento para que la gente no tomaría una
decisión de por vida. (Nuestro misericordioso Dios tiene planeado darle a toda
la gente una oportunidad de entender y cambiar en el mejor momento para ellos.
Dios
sacó a Adán y Eva del jardín de Edén y puso un querubín que cuidara el acceso
al árbol de la vida (Génesis 3:24). La única manera de que alguien pueda tener
acceso al conocimiento espiritual de la vida, es si Dios lo escoge para
concederle acceso al Espíritu que los guía a toda verdad.
El
resto de la humanidad no va a tener acceso a este conocimiento en esta época,
porque está bajo la influencia del maligno (1 Juan 5:19). Entonces, como Pablo
escribió, este conocimiento espiritual “se ha mantenido oculto desde tiempos
eternos” (Romanos 16:25). “El misterio que había estado oculto desde los siglos
y edades” (Colosenses 1:26).
Después
de la desobediencia de Adán y Eva y su expulsión del jardín de Edén, el
conocimiento espiritual de Dios se convirtió en un conocimiento oculto para la
humanidad. Los humanos iban a decidir por sí mismos qué era bueno y qué era
malo. Ellos harían lo que les pareciera bien ante sus propios ojos (Isaías
5:20-21). Por amarga experiencia, la humanidad se daría cuenta que el camino de
Satanás sólo produce angustia y miseria. Por otro lado, Dios le daría acceso a
su conocimiento espiritual a su debido tiempo.
Durante
esta época, el conocimiento espiritual está escondido para la mayoría de la
humanidad hasta que Jesús regrese y ate a Satanás para que no pueda seguir
engañando más a las naciones (Apocalipsis 20:3). La civilización humana ha seguido
el camino de Satanás desde el día en que Adán y Eva decidieron comer del fruto
prohibido.
Si
Dios lo está llamando, el Espíritu de Dios está con usted y va a empezar a
entender las verdades que se encuentran en la Biblia. Para tener el Espíritu de
Dios en nosotros, debemos entender cómo convertirnos en cristianos —un hijo o
una hija de Dios.
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