La
historia de la mayor noticia en el panorama rara vez se toma en serio. Pero es
nuestra única esperanza —y va a revolucionar todo. ¡El Reino de Dios es real!
En
la autopista interestatal entre Cincinnati y Columbus, Ohio, hay muchos avisos,
pero uno de ellos se destaca en mi mente. Por un lado, están los Diez
Mandamientos. En el viaje de regreso, los conductores ven en la parte de atrás
del aviso en letras gigantescas: “¡EL INFIERNO ES REAL!”
Algunos
se burlan de los avisos, pero es difícil no notarlos. Aprecio el genuino
intento del fabricante de ese cartel de compartir sus creencias. Estoy de
acuerdo en que los Diez Mandamientos son de vital importancia, e incluso estoy
de acuerdo con la afirmación acerca del infierno (aunque probablemente no de la
misma forma en la que el fabricante pretende hacerlo). Los tres
tipos de infierno que se mencionan en la Biblia son reales, pero no lo son
las ideas no bíblicas popularizadas por Dante y otros.
Pero
mi verdadero punto al mencionar esto es para decirles lo que yo pondría en ese
aviso. Hay un tema aún más importante de la Biblia que muchos lo relegan a un
espiritualismo intrascendente. También se relaciona con los Diez Mandamientos y
es mucho más positivo. De hecho, es la mejor noticia que se puede escuchar:
¡EL
REINO DE DIOS ES REAL!
Buenas
noticias ignoradas
No
sólo no escuchamos estas noticias importantes en los medios de comunicación
laicos, también la realidad del Reino de Dios rara vez se discute en los
círculos religiosos.
Algunos
enseñan que el Reino de Dios está en su corazón o que la Iglesia es de alguna
manera la plenitud del Reino de Dios.
Pero
para Jesucristo, los apóstoles y profetas de la Biblia, el Reino de Dios era
una realidad sólida y concreta. Incluso los discípulos querían saber si Cristo
estaba estableciendo su Reino en ese momento (Hechos 1:6).
Su
tiempo estaba fuera de lugar, pero su concepto era correcto: un verdadero Rey
gobernando sobre un territorio real, terrenal, con súbditos y leyes. Tenga en
cuenta estas predicciones reales del Reino de paz y utópico que Dios promete:
“El
séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían:
Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él
reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).
“Acontecerá
en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del
Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y
correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y
subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus
caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de
Jerusalén la palabra del Eterno. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a
muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en
hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la
guerra” (Isaías 2:2-4).
Los
siervos de Jesucristo deben prepararse para ayudarlo a restaurar y darle un
respiro a este mundo devastado.
“Así
que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para
que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a
Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el
cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que
habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”
(Hechos 3:19-21).
Sus
seguidores deben prepararse ahora para ayudar a gobernar a la gente de una
manera que realmente les beneficie (Mateo 20:25-28).
Nuestra
única esperanza
Este
nuevo gobierno —el Reino de Dios— se necesita desesperadamente. Las tendencias
actuales coinciden con las advertencias que Jesús dio de un mundo que se
precipita hacia la autodestrucción:
“Porque
habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del
mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie
sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”
(Mateo 24:21-22).
¿Estará
usted entre esos seguidores elegidos por Cristo que estarán orando
fervientemente para que el Reino de Dios venga pronto (Mateo 6:10)?
¿Se
va a preparar diligentemente para ello y lo va a anhelar con urgencia, como lo
hizo el apóstol Juan?
“El
que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén;
sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20, énfasis añadido).
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