Las 10
plagas fueron representadas en la película de “Los Diez Mandamientos” y podemos
pensar que las conocemos. Sin embargo, ¿podremos estar pasando por alto algunos
detalles y lecciones de la vida cristiana?
La nación
de Israel fue esclavizada cruelmente en Egipto, y Dios llamó a Moisés y a su
hermano Aarón para que se presentaran ante el faraón y le exigieran que dejara
ir al pueblo de Dios.
Pero
Dios sabía que se necesitaría más que eso para convencer al terco rey egipcio.
Él utilizó a Moisés y a Aarón para demostrar su poder y para advertirles acerca
de una serie de plagas que vendrían. (Todo esto se puede leer en la primera
parte del libro de Éxodo.)
Plaga
#1: Agua convertida en sangre
“Así
ha dicho el Eterno: En esto conocerás que yo soy el Eterno: he aquí, yo
golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se
convertirá en sangre” (Éxodo 7:17).
Moisés
atacó primero con sangre, por decirlo así, perforando el corazón de uno de los
dioses paganos más venerados en Egipto, Khnum, dios de “las aguas” (el Nilo).
Las demás plagas fueron también en contra de los dioses egipcios, directa o
indirectamente. Milagrosamente Dios convirtió las aguas del rio Nilo en sangre,
matando los peces, haciendo que las aguas hedieran y los egipcios no pudieran
beber de ella.
Este
milagro se hizo a través de Moisés y Aarón.
Éxodo
7:19: “Y el Eterno dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y
extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y
sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se
conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los
vasos de madera como en los de piedra”.
Dios
utilizó la vara de Aarón para convertir en sangre las aguas que
estaban afuera del rio Nilo también.
Al
parecer, los hechiceros egipcios hicieron lo mismo por medio de un juego con
sus manos (v. 22). Por lo tanto el corazón del faraón se endureció.
Plaga
#2: Ranas
“Y si
no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas todos tus territorios.
Y el río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara
donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en
tus hornos y en tus artesas. Y las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo, y
sobre todos tus siervos” (Éxodo 8:2-4).
Esta
epidemia de ranas atacó el orgullo de los egipcios por el antiguo dios Heket,
que estaba representado por una mujer con cabeza de rana. Era una diosa de la
fertilidad.
Los
egipcios parecen haber sido el blanco de esta plaga. “el orden de las palabras
en el texto hebreo es importante porque muestra como esta plaga fue dirigida
intencionalmente al faraón: “Y las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo, y
sobre todos tus siervos” (Notas de la Biblia de Albert Barnes).
Veamos
de nuevo la intervención de Aarón: “Y el Eterno dijo a Moisés: Di a
Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y
estanques, para que haga subir ranas sobre la tierra de Egipto” (Éxodo 8:5).
Y de
nuevo los trucos hechos por los hechiceros parecían ser equivalentes a este
milagro —pero ellos no pudieron acabar con las ranas. Después de esto el faraón
dio el primer indicio de ablandar su corazón (v. 8). Su arrepentimiento fue
pasajero, y endureció su corazón tan pronto como Dios quitó las ranas (v. 15).
Plaga
#3: Piojos
“Entonces
el Eterno dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la
tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto. Y ellos lo
hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la
tierra, el cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo
el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país de Egipto” (Éxodo
8:16-17).
Esto
se hizo de nuevo, a través de la vara de Aarón.
En esta
ocasión “Y los hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con sus
encantamientos; pero no pudieron” (v. 18). A partir de este momento los
esfuerzos realizados por los hechiceros para imitar las plagas fueron
infructuosos. Con respecto al corazón del faraón, “se endureció, y no los
escuchó, como el Eterno lo había dicho” (v. 19).
Plaga
#4: Moscas
Dios
advirtió al faraón, “Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré
sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas toda clase de
moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de toda clase de moscas, y
asimismo la tierra donde ellos estén” (Éxodo 8:21).
La
palabra hebrea para “toda clase” (‘ârôb, Léxico Hebreo de Brown-Driver y Briggs)
puede referirse a una “mezcla” de insectos, la cual es una de sus definiciones.
O
pueden haber sido “toda clase” de un insecto en particular, de pronto de alguno
que los egipcios adoraban. “Khepri… era asociado con el escarabajo, siendo uno
de los dioses insecto más famosos”.
Ésta
fue la primera plaga enviada directamente por Dios, ni Moisés ni Aarón
intervinieron con sus varas. Dios también protegió a los israelitas, “Y aquel
día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que
ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy
el Eterno en medio de la tierra. Y yo pondré redención entre mi pueblo y el
tuyo. Mañana será esta señal” (Éxodo 8:22-23).
El
corazón del faraón se ablandó momentáneamente. “Dijo Faraón: Yo os dejaré ir
para que ofrezcáis sacrificios al Eterno vuestro Dios en el desierto, con tal
que no vayáis más lejos; orad por mí” (Éxodo 8:28). Por supuesto, Moisés
rechazó esta oferta y la terquedad del faraón volvió tan pronto como las moscas
fueron eliminadas.
Plaga
#5: Ganado
“He
aquí la mano del Eterno estará sobre tus ganados que están en el campo,
caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con plaga gravísima” (Éxodo 9:3).
Los
egipcios adoraban muchos de estos animales. (Es probable que de ahí hayan
sacado la idea del becerro de oro los israelitas.) Entonces, debieron haber
visto los sacrificios de estos animales como una abominación por
parte de los israelitas (Éxodo 8:26).
Éste
fue el segundo milagro consecutivo que Dios hizo solo. Y, de nuevo, Dios dijo:
“Y el Eterno hará separación entre los ganados de Israel y los de
Egipto, de modo que nada muera de todo lo de los hijos de Israel” (Éxodo 9:4).
A
pesar de todo, nada de esto hizo que el faraón cambiara de actitud. “Más el
corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo” (v. 7).
Plaga
#6: Úlceras
“Y el
Eterno dijo a Moisés y a Aarón: Tomad puñados de ceniza de un horno, y la
esparcirá Moisés hacia el cielo delante de Faraón; y vendrá a ser polvo
sobre toda la tierra de Egipto, y producirá sarpullido con úlceras en los
hombres y en las bestias, por todo el país de Egipto” (Éxodo 9:8-9).
Veamos
como Dios llevó a cabo este milagro —los dos tomaron cenizas de un horno. Pero
Moisés fue el único que las esparció en el aire. Dios volvió a trabajar a
través de Moisés y Aarón.
A
diferencia de las dos plagas anteriores, no se anuncia explícitamente en
primera persona la protección personal de Dios para los israelitas. Sin
embargo, es seguro decir que ellos seguían estando bajo su protección.
Pablo
explica que a la larga, Dios espera que todos se arrepientan (1 Timoteo 2:4)
—incluso aquellos que Él ha decidido endurecer para un propósito mayor a largo
plazo. La terquedad del faraón se describe de una forma diferente: “Pero el
Eterno endureció el corazón de Faraón” (versículo 12). Dios prometió que iba a
hacer eso, de acuerdo al plan que tenía (más adelante ahondaremos en esto).
Plaga
#7: Granizo
“Y el
Eterno dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo
en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre
toda la hierba del campo en el país de Egipto” (Éxodo 9:22). Éste es el primer
milagro que se lleva a cabo solamente a través de la vara de Moisés (v. 23). La
protección de Israel se menciona como un dato histórico, en lugar de una
declaración entusiasta por parte de Dios (v. 26).
Los
egipcios tenían mayor control para protegerse de esta plaga. Dios les advirtió
“Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque
todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea recogido a casa, el
granizo caerá sobre él, y morirá” (v. 19). A pesar de todo, increíble como
parezca, después de haber sufrido las seis plagas anteriores, algunos no
pusieron atención a esta advertencia. Igualmente, en los tiempos del
fin la rebeldía del hombre en contra de Dios va a ser incomprensible
(Apocalipsis 9:18-21).
Dios
estaba utilizando al faraón para enseñar una importante lección. “Y a la
verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi
nombre sea anunciado en toda la tierra” (Éxodo 9:16). Pablo cita este pasaje en
Romanos 9:17. Pablo también explica que a la larga, el deseo de Dios es que
todos se arrepientan (1 Timoteo 2:4) —incluso aquellos que Él ha decidido
endurecer para un propósito mayor a largo plazo.
Plaga
#8: Langostas
“Y si
aún rehúsas dejarlo ir, he aquí que mañana yo traeré sobre tu territorio la
langosta” (Éxodo 10:4).
No se
menciona la protección a los israelitas en esta plaga. Sin embargo, una vez más
los egipcios eran el objetivo: “Y llenará tus casas, y las casas de
todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios” (v. 6). La
protección a los israelitas no tenía que ser repetida o mencionada en cada
ocasión para que ellos la recibieran.
Éste
fue el segundo milagro que fue llevado a cabo solamente a través de la vara de
Moisés (vv. 12-13).
Y
aunque el faraón seguía terco, al mismo tiempo sus esfuerzos hacia el
arrepentimiento parecían aumentar, “He pecado contra el Eterno vuestro Dios, y
contra vosotros. Mas os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez”
(vv. 16-17).
Plaga
#9: Tinieblas
“El
Eterno dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya
tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe” (Éxodo
10:21).
El
bloqueo de la luz solar atacó directamente a uno de los dioses más apreciados
de Egipto —Ra, el dios sol.
Ésta
fue la tercera plaga que fue dirigida solamente por Moisés. Dios le dijo que
extendiera “su mano” (no es claro si la vara estaba en su mano). De nuevo, la
protección de Israel es mencionada en tiempo pasado.
El
faraón manifestó arrepentimiento temporal otra vez, pero pidió a los israelitas
que dejaran atrás sus ovejas y vacas. Moisés, por supuesto rechazó esta
petición y Dios endureció de nuevo el corazón del faraón (vv. 24-27).
“Y le
dijo Faraón: Retírate de mí; guárdate que no veas más mi rostro, porque en
cualquier día que vieres mi rostro, morirás. Y Moisés respondió: Bien has
dicho; no veré más tu rostro” (Éxodo 10:28-29).
Y
Moisés nunca más volvió a ver al faraón.
Plaga
#10: Primogénitos
“Dijo,
pues, Moisés: el Eterno ha dicho así: A la medianoche yo saldré por en medio de
Egipto, y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de
Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está
tras el molino, y todo primogénito de las bestias” (Éxodo 11:4-5).
Ésta
fue la tercera plaga en la que solo intervino Dios. Y por tercera vez, Dios
manifiesta que Israel no sería afectada —“Pero contra todos los hijos de
Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que
sepáis que el Eterno hace diferencia entre los egipcios y los
israelitas” (v. 7). Entonces esta declaración era solamente utilizada cuando
Dios directamente, sin mediación alguna iba a liberar una plaga. Sin embargo,
cuando Dios trabajaba a través de Moisés y Aarón (como en las plagas 6-9), los
israelitas parecían estar protegidos.
Antes
de la décima plaga, Dios estableció la fiesta de la Pascua y prometió
salvar a los israelitas que pintaran el marco de sus puertas con sangre de
cordero —anunciando el sacrificio de Jesucristo.
Después
de la novena plaga, no hay registro de que Moisés se viera con el faraón hasta
Éxodo 11:8: “Y salió muy enojado de la presencia de Faraón”. Más tarde, después
de que los primogénitos fueran muertos, el faraón “hizo llamar a Moisés y a
Aarón de noche” (Éxodo 12:31). Pero no dice que Moisés se presentara. Tal Como
Moisés lo profetizó, el faraón nunca volvió a verlo (Éxodo 10:29).
Por la
fe, Moisés guardó la Pascua
Hebreos
11:28, explica: “Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para
que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos”.
La fe
es una de las lecciones cristianas que se deben interiorizar a lo largo de las
10 plagas. Santiago 2:20 dice: “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin
obras es muerta?” ¿Tenemos la fe para guardar las instrucciones de Dios y sus
mandamientos? Si no es así, entonces nuestra fe está muerta. ¿Qué habría pasado
si Moisés, Aarón e Israel hubieran ignorado las órdenes de Dios y se hubieran
encargado ellos de la protección?
Dios
todavía hace diferencia entre los israelitas espirituales —los que se someten a
su voluntad y a sus leyes— y el Egipto espiritual. Cuando nos sometemos a Dios
humildemente, Él respalda los resultados —Él siempre cumple con su parte. Ésta
es una de las grandes lecciones que se aprenden de las 10 plagas.
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